miércoles, 24 de diciembre de 2008

Con vos, Siempre

Aunque te abraces a la luna,
aunque te acuestes con el sol,
no hay mas estrellas que las que dejes brillar
tendra el cielo tu color
No estes sola en esta lluvia,
no te entregues por favor,
si debes ser fuerte en estos tiempos
para resistir la descepcion
y quedara abiertamente mi alma
yo estoy con voz
Si te hace falta quien te trate con amor,
si no tiene a quien brindar tu corazon,
si todo vuelve cuando mas lo precisas,
nos veremos otra vez
Si te hace falta quien te trate con amor,
si no tiene a quien brindar tu corazon,
si todo vuelve cuando mas lo precisas,
nos veremos otra vez

Yo estoy con vos, siempre

jueves, 4 de diciembre de 2008

Los celos y sus máscaras. - Historias de Divan -

En una sesion hablamos con Javier acerca de su relación de pareja y sugíó el tema del AMOR.

-Obvio que la amo ¡Mirá lo que me preguntás!

-Yo no lo veo tan obvio. El amor es algo mucho mas complejo de lo que uno cree.

-Explicate.

Como buen docente, Javier amaba las explicaciones . Yo solía no dárselas, pero esta vez me pareció oportuno introducir una visión nueva sobre el tema para que pudiera pensar en lo que le pasaba.

-Podríamos decir, aunque suene esquemático, que hay tres momentos en el desarrollo de un amor maduro: enamoramiento, desilución y aceptación de la realidad.

En el primer momento, el amado es alguien maravilloso, no tiene defectos, nadie es mejor que él, está terriblemente idealizado, casi endiosado. El amado se va engrandeciendo y en cambio uno se va empequeñeciendo, hasta el punto tal de no poder entender cómo alguien tan perfecto se ha fijado en uno.

En el segundo momento comenzamos a percibir algunas imperfecciones en la persona amada. Vemos que ante determinads situaciones su carácter no es el mejor, que en algunas cosas se equivoca, y esos razgos, que ya estaban pero que el enamoramiento nos impedía percibir, nos producen pena y desilución y así como en el primer momento ya queríamos casarnos y estar juntos para toda la vida, en este segundo momento es probable que queramos que se vaya para siempre.

- Entonces, ¿Qué se debe hacer?

- Reconocer que ambos momentos son engañosos, y que ninguno de los dos es el amor.

- Y ¿Qué es el amor entonces?

-El amor es un tercer momento en el cual veos al otro como es. Ni tan idealizado ni tan degradado. No es ni Dios ni el demonio. Disfrutamos de sus virtudes y aceptamos sus faltas. Y a pesar de ellas lo aceptamos y podemos ser felices a su lado. Recién ahi podemos hablar de un amor maduro con posibilidades de proyecciones en el tiempo de una manera sana. Porque la clave del amor, como me dijo alguna vez mi analista, está en reconocer los defectos del otro y preguntarse sinceramente si uno puede tolerarlos sin estar todo el tiempo protestando, y ser feliz a pesar de ellos.

lunes, 1 de diciembre de 2008

1ª de Diciembre. Dìa Mundial de la Lucha contra el VIH-SIDA.




La lucha contra el VIH-SIDA tiene que tenernos como participes a cada uno de nosotros. Tenemos que concientizarnos y concientizar a nuestros pares. Tenemos que aportar nuestro granito de arena para que sepamos, todos, sin excepcion, de còmo prevenir y de obtener tratamiento.

Para ello dejo un link que es bastante claro y con buena informaciòn: NavegaSeguro








Sentimiento publicado por Javier Testa.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Volar.

Quiero volar, decorar cada extremo de un cielo natural. Quiero soñar y devorar. Desplegar mis alas, despertar. Despegar mañana. Quiero parar. Respirar, dejar. Lágrimas de sal, que inundan mi habitación. Quiero parar de errar. Dolor, color, mis poros, tu amor.

Quiero volar de este mundo y explorar. Regresar cuando todo este tranquilo. Y entregarme a tus abrazos. Poder, querer, ser. Poder, querer ser.

Entregar mi ser hacia la nada para poder estar sin modificar el todo. Dejar actuar al azar. Empezar de nuevo en un juego sin final, caminar de nuevo en un naufragio.
En mi naufragio sin frenar, dejar de derramar lagrimas por razonar. Descansar, y dejar descansar.

Por eso quiero volar. Recordar cada mal, revivir para sanar, madurar y mejorar, destrozar esta mirada de cristal. Quiero poder besar el aire de tu respirar, acariciarte una vez mas, pintar un cielo y destellar, resolver estos problemas sin prever.

Por eso quiero abrir. Romper psicologías hasta ceder. Quiero irme sin que te vayas, no te vayas, con vos quiero volar. Reverme, aterrizar, quizás mañana todo este más tranquilo y así pueda mirar, mirar sin lagrimas éste mar.

Quiero seguir mi trayectoria, mi camino, mi dirección. Que el destino me lo marque el viento. Que juegue conmigo como hace con las nubes. Darme libertad si es que me tengo que estrellar.
No quiero retirarme sin antes jugar, no quiero retirarme sin ganar, pienso que volar me saca del planeta. Y me lleva a mi mundo interior. Y me encuentro, en ese camino, con vos. En nuestro planeta. Así ganaré, besándote la mano ganaré.

Mis ojos hoy en día ya no ven lo normal. Tampoco es muy clara la definición de lo normal.
Quiero volar, pensar, razonar, voy a dar manos para alcanzar ese cielo que me espera al despertar. Quiero tocar el sol, me quiero quemar. Sintonizar felicidad.

Quiero volar y fluir. Volar sin destino, sin rumbo fijo alguno, conocer el camino mientras camino. Quiero volar, soñar no cuesta nada.

Por cada herida mía hay una falla que quiere ser sanada.

Yo tengo mil sonrisas regaladas, tengo estas oraciones desparramadas. Algunas rimas, y verdades desatadas…

Tengo un pájaro en el cerebro que viaja más allá de un sueño. Suelo volar para encontrar la paz. Mirarte a los ojos. Pensar que cada parte fue un tramo de este experimento, y que en el final todo es hermosamente imperfecto. No quedan piezas que no encajen cuando pasa el tiempo, todo se borra ante un nuevo comenzar. Y yo, yo me escapo siempre por querer volar

martes, 18 de noviembre de 2008

jueves, 6 de noviembre de 2008


Vida...

Uno vive. Uno vive y necesaria y naturalmente jerarquiza valores.
Y es necesario, tambièn, una jerarquización de las virtudes.
Hay que saber decir `éstas son las virtudes que rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro´.
A mí vivir me dio ese parámetro.

Yo aprendí que la generosidad era mejor que la indiferencia,
aprendí el valor de la significación del coraje,
aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía.
Son los elementos con que los que yo trato de orientar mi vida.
Con los que yo intento vivir. Encausarme cuando rebalso.

No necesariamente tienen que ser ellas tus elegidas,
pero sí es indispensable que uno sepa cuáles son las virtudes y valores alrededor de los cuáles quiere vivir...

Como dice la canción: `... solo se trata de vivir, esa es la historia...´

martes, 28 de octubre de 2008

Dos de azùcar



A veces la vida te pone adelante algunos de esos momentos que son necesarios vivir. De esos que son necesarios para no estancarte en la estandarización del placer. De esos que son necesarios para sopapearte y despertar tu instinto natural de sobrevivir y de crecer.
Así nos trata la vida. Te da un poco de todo, de buenos y placenteros momentos, y de los otros los ácidos, los también necesarios.
Son necesarios por más que creamos que no. Esa creencia, en realidad, es una negación absoluta a la pérdida de lo genial. O de lo que entendemos por ello.
Yo soy de los que creen que no todo el tiempo se puede estar arriba, ni tampoco abajo. Pero si que es necesario tocar el fondo para poder llegar al cielo. ¿Qué es el fondo? El fondo es tú fondo, aún más abajo de lo que crees que podes estar. ¿Y el cielo, que es el cielo? El cielo es sentirte en el paraíso, el paraíso terrenal.

Me formaron malos momentos, soy lo curtido que salí de ellos. Un poco maltrecho al principio, tomándolo como un tramontina afilado clavado en el medio de mi pecho; y sanando esa herida devenida en cicatriz. Le experiencia y la acumulación de estos necesarios momentos me hicieron un poco mas inmune. No inmortal, sino inmune. Highlander hay uno solo y ya esta bajo tierra. Hoy lo tomo de otra manera, creo.
Se que son parte del todo, y se que analizar parte por parte no ayuda a estudiar el todo, que en el transcurso cosas se pierden. Prefiero estudiar, primero, lo supra y terminar con lo sub. Se que estos momentos ocurren, por mas que ninguno quiere que lleguen, ocurren. Nadie te va a preguntar si queres o no. Ocurren, y es por algo. Nada es por nada.
La respuesta más reincidente en la pregunta del porqué es por que así es la vida, y por que son tan necesarios como los buenos momentos. Balancear, compensar, tener y crecer.
La vida me enseño a que así tiene que ser. Que tengo que vivir así. Que tengo que acompañar y no tanto sostener, que no quiere decir que no sostenga. Que tengo que pensar mas en mi, y no desprotegerme y caer liquidado. Que las decisiones, a veces es la mejor salida. Y que hay que tener mucho huevo para tomar ciertas decisiones, mucho. Que hay un mensaje atrás de cada decisión. No creo que sea necesario saber qué dice ese mensaje, con comprenderlo y dejarlo ser se hace mucho más…

viernes, 24 de octubre de 2008

Te Adoro

Adoro las piedras, tijera y papel
Esquivar piedras, recortar el papel
Darle la forma de tu inicial
Y degustar lo siempre linda que quedò

Adoro las canciònes que hablan de vos
Sin nombrarte
Pero hablan de vos, y un cacho de mi
Son casi todas…


Adoro los tiempos que vuelven en las noches
Y còmo nos fusionarnos en pasado
Para reír
Adoro reìr
Màs, mucho màs, tu risa


Adoro confesar el romanticismo
Y abrazarnos gustosos
Dejar drenar nuestros sentimientos
Cuando nos brotan de la piel


Adoro saludar al pájaro
Ese que me despierta las mañanas primaverales
Adoro que adores mis cosas
Mis juanetes, mis locuras, mis escritos…


Adoro tener un carnaval refugiado en el cuerpo
En el pecho
Adoro echarme a andar
Y disfrutarlo


Adoro relamerme en tu dulzura
Esa que emanàs con destellos de acides
Adoro tu àspera mirada, cuando algo no te agrada
Adoro sentir que te siento


Adoro hasta tu sombra
Adoro aturdirme con tus silencios
Y que al son de la percusión aprendamos en el vaivén
Somos el baile que podemos, y asì lo queremos


Adoro regresar cansado a tu casa
Y que me recibas en pantuflas
Con la ternura del que ama,
Con nuestros besos de ojos cerrados


Adoro que no haya comparsa que disimule lo que fuimos
Lo que somos , y lo que seremos
Adoro saberte conmigo, a la mañana
Un mate un biscocho y mil besos


Adoro que nos caguemos de risa juntos
Por que adoro todo si estamos juntos
Por que nunca estuvimos separados
Ni cuando creìamos no habernos encontrado


Adoro abrazarte, mirarte, tocarte
Besarte, y con vos pecar
Que descanses con tu cabeza en mi pecho
Que mis dedos dibujen tu espalda


Adoro abrir los ojos y estar cansado
Pero vivo
Y coleando
Como con la bici, cuando me hacia el rebelde


Adoro sentirme tan yo
Adoro sentirte tan vos
Adoro poder fluir
Y saberte conmigo, siempre a mi lado

miércoles, 22 de octubre de 2008

Arte arte arte




Fantastico. Una locura divina.

martes, 21 de octubre de 2008

Guau.

Perro perdido. Camina sin rumbo, con cara de susto, agitado, buscando a sus dueños. Perro perdido. A veces, cuando se da por vencido, se acerca al primero que lo mira. Eso pasa cuando la esperanza se ha quebrado. Cuando ya siente que no va a encontrar su lugar. Y en ese momento, quizás, puedan aceptar que otro humano les pueda brindar lo buscado. Perro perdido. La cola agitada, ilusionada, esperanzada. Perro perdido.

Esa actitud, la del perro, suelo verla en algunas personas. La mirada perdida, el desaliento, la derrota... y me causan la misma angustia.

Hace días observaba a un tipo que tomaba un café en un barcito de mi barrio. De sus dedos colgaba un cigarrillo consumido y tenía la mirada perdida en el fondo del pocillo. Tenía un ambo gris, camisa rosa y zapatos marrones. Imaginé que era su mejor apuesta. Lo observé un rato, buscando un bosquejo de esperanza.

Salió del bar, el hombre, cruzó hacia la plaza y se sentó en un banquito gris, tanto como su abrigo. Un perro, de los perdidos, vino modelando su oscuro pelaje y se abrigó con el mismo ambo. De no creer. Del rostro del hombre saltó una sonrisa, y de su mano, varias caricias. Se hermanaron en la búsqueda y se encontraron en la esperanza. Luego dejé de ser espectador. Me pasa a menudo, sentirme estorbo mirando tal acto de cariño, amor, sentir…

Sé que el hombre se paró y caminó, el can lo siguió atrás. El hombre miró de cote y le hizo la típica llamada del chiflido… Ahí sí, torcí la vista y me dirigí a casa tranquilo.

Ayer, domigo, fui a comprar masas para tomar unos mates, fui a la panadería esa copada cerquita de casa. Y me encontré con ambos, yo doble y me los encontré. Uno sin pucho, sin abrigo y con muchas ganas de vivir. El otro, bañado, con un hermoso collar colgado y una alegría en cada ladrido. Ambos, felices.

Otro de los amores perros…

lunes, 13 de octubre de 2008

Dulces Sueños

Me creaste en uno de tus sueños
Y yo en eso reencarné
Me acariciaste con tus labios
Y con ellos me abrigué
Dulces sueños

Un castillo y una daga
Construimos aquella vez
Un castillo de esperanza
Y una daga de papel

Hoy mis yemas recorren tus curvas
Sos mi primavera este crudo invierno
Amo dormirme sintiéndote serena
Volví a firmar con tu nombre la arena

Sos el único recuerdo de esta memoria débil
Volves; una, dos, y contando…
En mi cabeza vivís flotando
Y en mi corazón, a cada latido

Esto no es poema, no es canción
Tampoco busca encontrar la rima
Son palabras de un vago escritor
Que define así, un loco sueño de amor
Dulces sueños

sábado, 11 de octubre de 2008

" ...Se hace camino al andar... "

Tengo la lluvia regándome el árbol. Tengo un florecer primaveral. Mis venas forman mis ramas, y bombeando en mi tronco, mi tronco.
Algunas veces lento, otras a las chapas. Un mareo y el autocontrol.
Extremidades sin fronteras y a construir.
Se sabe, el camino tiene ida y vuelta. El relámpago y el trueno. Un susto. Varios miedos. Y un pecho con el cual chocar.
Sigo andando, me es necesario tener el norte, saber el ritmo y la distancia. Hace tiempo que no recordaba que se ensancha y se acota por la prisa, por el ritmo cardiaco. Desde hace tiempo que la explosión de emociones y sensaciones no daban para analizar el camino.
Un asfalto dispar, pozos que atravesar. La lluvia me sigue regando, y le pongo la cara con los ojos abiertos. Desde la tierra y el aire; es hermoso ver cómo va por encima de las nubes, como se genera, la turbulencia, impresionante el movimiento y golpe abrupto del aire.

Por tierra. Firme tierra, y firme vos. Lo lejano no lo es tanto...
Así, cada vez que vayas por el camino, trata de recordar: si vas o vienes, siempre hay un destino. La lluvia te podrá acompañar, pero te regará y te ayudará a florecer cuando el sol salga, cuando lo lejano no lo es tanto.
El camino te ayuda a aprender.

¿ La mitad llena o la mitad vacía ?
Éste humilde redactor, prefiere disfrutar la llena y llenar la vacía, dándole vida a la vida.

Basta fuerte.

La noche era niebla. El cielo, invisible. En cámara lenta caminaba hacia la playa. Llevaba una guitarra prestada al hombro. Llegando a la orilla me encontré con la pileta. Con la calma. Con tu luz.

Flotaban las gotas. Y sonaban mis desafinados acordes. Una improvisación como letra y una risa por estallar. Le hice un oooole a la tristeza y un qué me importa con el hombro derecho.

Me remangue el pantalón y quería que la sal de la orilla toque mis pies. La arena movediza se morfó mis pies y allá se veia la tranquilidad. Un chiflido y mi nombre, escuché. Dos amigos, un tamborcito y un par de birras.

Armonizamos el ambiente, cantandole al miedo y al cristal. Largas horas de sentimental recital. Viejos amantes de las charlas y del jaja. Cuando se siembra corazon se cosecha vida.

La noche iba cayendo. Caia entre los dias. Disfrute eterno. Vida de mi vida. Olas cálidas. Melodías y coros, con tonos dispares. Temas varios de conversación. Jugando con el perro de nadie, de todos.

Una guitarra, un tamborcito y una voz.

Me. Un. Hay. Con. Fue. Es.

Me subí al Apolo 15 y pedí uno de 1,25. Me dio el boleto y fumé el humo. Me ahogué de tu brisa. Me dio peligro. Me senté del lado del asfalto.

Un perro me saludó con un ladrido. Un tema de los Beatles. Un tema de variedades. Un vistazo a tu escote. Un cachetazo de la inmadurez. Un semáforo en rojo.

Hay cosas que me ayudan a frenar. Hay momentos que necesito un bocinazo para descolgar. Hay un camino por delante. Hay sueño. Hay cabeza rebotando contra la ventanilla. Hay otro tema de los Beatles.

Con esfuerzo. Con ojos abiertos. Con otro escote por mirar. Con otro bofetón en el mismo cachete. Con vos en mi cabeza. Con ganas de seguir. Con el pie marcando el ritmo. Con el aire calentito. Con una rumba mental.

Fue un viaje en el Apolo 15. Fue un viaje a mi galaxia. Fue la sonrisa del perro. Fue Beatles. Fue un par de correctivos en mi perfil. Fue encontrarte. Fue frenar. Fue arrancar. Fue lindo.

Es lindo.

domingo, 5 de octubre de 2008

Deseo.

Entre al bar buscando un poco de alcohol, que desinfecte mi herida, que la vuelva cicatriz. En mi caminar cabizbajo choqué mi hombro con el de una muchacha. Levanté mi mirada, y le ofrecí mis disculpas. Ella, tímida y con cara de desorientada, las aceptó. Seguí camino, cabizbajo. Mis ojos viajaron rápidamente buscando un lugar, un descanso. No lo encontré. Caminé hacia el fondo del bar y me senté en la barra, en el último asiento, solitario. Luego de unos minutos el cantinero se apiado de mi, con su vozarrón preguntó qué deseaba. No lo iba a comprender. Si verdaderamente le decía qué deseaba, no lo iba a comprender. Y me pedí un ron con limón…

Me quedé ahí. Sentado al pie de la barra. Una noche, mientras me tomaba mi ron con limón. No podía apartar la mirada del mostrador. A los quince minutos, me pedí mi segundo vaso. Una muchacha se sentó en la silla de mi costado derecho, el que tenía más paralizado. Noté que era mujer por que mi mirada dio con sus piernas desnudas, debajo de una corta falda. A ella la atendieron mucho más rápido que a mi, entonces la mire. Pensé que la conocía, pero no. Y se ve que la miré arrugando mi entrecejo por que ella me encaró. ´¿Javier?´ me preguntó. Con silencio le respondí. ´¿Javier?, ¿vos no sos Javier?´ insistió confianzuda. Y me causó un efecto raro.

Nos conocíamos desde niños, de la época de la plastilina y los lápices de colores. Habíamos forjado a base de cariño una bonita amistad. A medida que habían pasado los años, nos fuimos distanciando.
Recordamos que en tercer grado habíamos sido noviecitos. Pero la deje por que creía que podía conquistar a la de ojitos claros de sexto. Y ella, sin ponerse colorada, al día siguiente andaba noviando con Lautaro, mi enemigo intimo.

Laura (así se llama ella) era un auténtico imán para los depredadores, dado su enorme atractivo, y éstos sólo ansiaban el sabor de su carne. Estábamos próximos al baño de hombres, desfilaban muchos hacia aquel sector, posando la mirada en mi, alocada, compañera.
Ya con mi tercer vaso por la mitad me atoró preguntándome por qué estaba con los ojos tan tristes. Fue allí que la tome de psicóloga, y le conté. La mujer de mi vida me había dejado. Hacía un tiempo ya, pero ese día era su cumpleaños y hurgaba en lo más profundo de mi corazón no poder abrazarla. Yo había tomado la decisión de respetarla y de respetarme. Hubo unos segundos que le habló mi corazón: ´La amo tanto en silencio. Necesito abrazarla, aunque me toque una y otra vez el trago más amargo de la botella de los sentimientos… ´

Ella, Laura, me miraba como enamorada. Y después de la pausa me dijo sabiamente que el amor es la cura y la enfermedad, que no existe antídoto ni vacuna ni nada más que uno mismo para tratarla. Siguió su relato asegurándome que en mi voz resquebrajada, mis silencios cuando cerraba los ojos al pensarla, las palabras con la que la definía, los vidrios que resplandecían en mis ojos, el dolor de cada sorbo; se notaba que el amor estaba probándome, me estaba poniendo en práctica para hacerme fuerte y poder crecer y amarla sin más.


Su positivismo me hizo levantar la cabeza, reflexionar. Mi herida no era cicatriz, pero estaba empezando a desinfectarse. El alcohol jugaba un papel muy importante en mi. Le dije al cantinero que se cobre lo mío y lo de Laura. Me lo agradeció, negándose antes, obvio. Le dije que el agradecido era yo, que sus palabras y su compañía en una noche en la cual sentía que no necesitaba más que embriagarme habían sido muy buenas para mi. Le di un beso en su mejilla y le deje mi número de teléfono. Me despidió diciéndome otra frase de mujer curtida ´va a ser lo que tenga que ser, vos respetate y crece´. Le sonreí y me fui, con la frente en alto.

Al recostarme en mis frías sabanas, volví a recordar a mi amor. Ella era la luz para mis incontables noches de oscuridad. Sabia que era el amor de mi vida, pero fue en ese mismo segundo que sentí que no estaba herido de muerte. Que estaba haciendo las cosas bien. Que, posiblemente, un freno entre tanto acelere podía ser beneficioso para ambos. Lógicamente que la transición al post beso final (?) era infiernosa. Que las heridas no eran sólo en mi cuerpo. Comprendí que, luego, los dos saldríamos mas reconfortados, mucho más fuertes. Entendí a que se refería mi compañera de la primaria cuando me había dicho lo de hacerse fuerte y crecer.

Esa noche me dormí mas tranquilo. El sonido de mi celular me despertó del letargo y como pude encendí la luz de la mesita. Era ella, el amor de mi vida, y rápidamente descolgué el teléfono, sin saber la hora en la que me encontraba. Al otro lado todo eran lágrimas y balbuceos ininteligibles. Reaccioné calmándola. Me senté en la cama y automáticamente me estaba vistiendo para ir a buscarla. A donde fuese. Ya mas tranquila pudo decirme para lo que me llamo, ´te extraño, te extraño mucho´ me lo repitió tres veces y en la ultima volvió a estallar en lagrimas. Como pude, desate el nudo de mi garganta. Le pregunte si estaba en su casa. Me respondió que estaba en la puerta de la mía. Baje, a medio vestir salí a la calle. Y la encontré.

Al vernos nos abrazamos. Sentí un alivio intraducible. Lo primero que hice fue calmarla, y retribuirle su confesión: ´no sabes todo lo que te extrañaba, yo también´. La invité a pasar a casa. Entramos y trate de cerrar sus heridas a base de cuidados. Ya más tranquilos, le dije feliz cumpleaños.

Hablamos de la intensidad de nuestros sentimientos, de nuestros sueños inalcanzables sin el otro, de las miles de palabras de amor que se habían quedado atragantadas… y nos besamos profunda y sentidamente. Nos propusimos darnos otra oportunidad, que lo nuestro no podía terminar así, era muy fuerte lo vivido, y mucho más aún lo sentido como para hacer un bollo dos corazones y tirarlos a la basura.

Comprendí que no debía dejar de respetarla y de respetarme. Que aún ella llorando y en el día que debía festejar, vino a buscarme, para gritale al mundo sus sentimientos, y eso me denotaba que estaba más fuerte, que había crecido. Y yo también lo notaba en mi, y se lo hice entender a ella a mi manera. La manera que más le gusta a ella. Mostrándome seguro, guiado por mi sentir, confiando en ella y amándola más que a nada en el mundo.
Definitivamente, su amor es mi enfermedad. Y su amor, me cura.
Es lo que deseaba. Volver a abrazarla.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Hakuna Matata!

Es primavera, hay sol, calorcito, menos ropa. Hay mas vida, pajaritos, mariposas. Hay sed, y agua. Hay cerca un verano, que nos deparara mucha màs felicidad. Hay cansancio de fin de año, hay pròximo un abrazo encantador. Hay pastas los domingos, y fùtbol, fùtbol. Hay todo lo que necesitas, y un poco de lo que no. Hay vueltas, y bienvenidas. Hay un otoño que quedò atràs y el verde que se apoderò de los àrboles. Hay una fresca en la heladera. Hay heladerias abiertas. Hay vida, que hermoso que es todo lo que hay!!!!.

Hay video...



... es como hay que vivir!!

sábado, 20 de septiembre de 2008

150

Empecé a sentirte en mis entrañas, cómo formabas parte de mi. Note que todo era diferente, que nacía de nuevo. Revitalice mis órganos más vitales y saque de mí lo más preciado que tengo. Te lo obsequie por que así me hacia feliz. Te notaba herida y brindándome sentía que te ayudaba a cicatrizarte. Así fue, entonces, que mi corazón aprendió a hablar. Su primera palabra fue “gracias”. Y fue “gracias” a vos.
Cambie y sorprendí como el mejor de los trucos de magia. Y viví, junto a vos, y junto a tu corazón. Despejamos tormentas que azotaban contra nuestros cuerpos y le dimos cabida a nuestro patrón el sol. Visitamos ríos con un enorme caudal de amor, con nuestros pies en la orilla. Como regándonos de ese amor día a día.
Besarte es viajar hasta el cielo y volver a la tierra en paracaídas. Tocarte, reencender el fuego que nunca se apagará. Hay tantas maneras de sentirte que no paro de descubrir nuevas. Y así será hasta perecer y más. Tu sonrisa, tu sonrisa es Dios. Alabada sea. No existe cuento de princesas mas bonito que el protagonizas, que el que vivís.

Con vos, siento sin cuenta.
“Gracias “ a vos.

Mute.

Cuando me dejaste no pude hablar con claridad. Dije “si” y mentí. Te mire a los ojos y ellos no quisieron hablar conmigo, me esquivaron y buscaron la nada. No se si así me dijeron mucho más que si me hubiese mirado, no lo sé. Y llore adelante tuyo. No aguanté. Vos también lo hacías, y nos abrazamos, calidamente como siempre. Pero no. Dije “si” y mentí.
Cuando me dejaste sentí a mi alma en carne viva, desangrándose. En silencio hablamos largos minutos, hasta que te bese. No fueron más que pocos segundos. Y mis dedos se abrazaban con los tuyos, con una fuerza que jamás habíamos practicado. Como con miedo a soltarnos. A separarnos.
Cuando me dejaste, yo también te deje. Deje que me mintieras diciéndome que era lo mejor. Y dije “si” y mentí. Yo también te deje, yo también te mentí, y necesito pedirte disculpas por lastimarte, por que sé que feo se siente.
Cuando me dejaste nos despedimos tímidamente, como si pronto nos volviéramos a ver. Me miraste vagamente con los ojos empapados y dijiste chau. Yo asentí con la cabeza dejando caer las lágrimas que rebalzaban de mis ojos. Y me quede mudo.
Desde ese momento me quede mudo.
Siempre te recuerdo.
Y grito. Estando mudo.
Grito.
Sin voz.
Sin vos.

Vivir sólo cuesta vida.

Tener una patadita eléctrica. Angina en el cambio de estación. Timidez ante lo desconocido, también un poco de miedo. Sentirse solo, completamente. Que se te erice la piel. Matar una mosca y sentirse orgulloso. Pisar una baldosa floja un día de lluvia torrencial. Llorar por un sueño muy triste. Bañarse con el calefón al mango. Intentar manejar por primera vez. Sacarme una auto foto y salir pésimo. Hacerte el dormido cuando entran a la habitación. Leer un libro en una tarde. Tener las manos frías y el cuerpo caliente. Ir de compras y sentirte descolocado en una de las góndolas. Ir a andar a la bici fija. Ponerte música para dormir. Ver que la vista te falla. Que te inunde la vagancia. Tomarte un taxi por que no viene el bondi. Que te falten 10 centavos para pagar el boleto. Perderte utilizando la guía t. Acariciar un perro hermoso en la calle. Darle una moneda al vendedor del subte. Redondear el pago del taxi. Hacer reír. Que te hagan cosquillas. Soñar con los ojos abiertos. Mover los muebles de lugar. Poner el disco que te encanta. El tema, también. Discutir con tus viejos. Volver temprano un sábado a la noche. Clavarse una milanesa con papas y huevo frito. Sentirte acompañado. Que tu corazón le diga te amo a alguien. Adorar las noches de mil estrellas. Bañarse a la madrugada. Leer un diario por Internet. Quejarse de la tardanza del delivery. Contar un chiste pésimo. Tener miedo a la oscuridad. Jugar a las escondidas y picar para todos los compas. Un fulbito por semana. Tomarse una birra con los amigos. Salir a comer con tu pareja. Ir al dentista y odiar el torno. Abrir la heladera y no encontrar nada. Buscar cambio. Hablar horas por teléfono. Intentar tocar un instrumento. Sentir cerca la muerte. No entender una goma de la clase. Alentar a tu equipo. Salir con mucha ropa un día de calor. Colgar de vez en cuando. Simular que conoces al que te saluda como si te conociera de toda la vida. Apodar gente. Escribir en un blog. Ir a un recital. Pogear. Mirar una peli con tu novia. Besarla y ser su príncipe azul. Googlear alguna boludez. Despertarte de madrugada para mear. Pensar que nada es tan genial. Putear algún aparato electrónico. Robar un caramelo. Un corazón. Abrazar. Perdonar. Agradecer. Y ser.

Son sólo 74 cosas.
Son 74 vivencias.
Vivir, vivi

martes, 16 de septiembre de 2008

Delia Elena San Marco

Nos despedimos en una de las esquinas del Once.
Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano.
Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; como iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte, el insuperable.
Ya no nos vimos y un año después usted había muerto.
Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación.
Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la ultima enseñanza que Platón pone en boca de su maestro. Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.
Y ahora no se si la verdad esta en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.
Porque si no mueren las almas, esta muy bien que en sus despedidas no hayan énfasis.
Decirse adiós es negar la separación, es decir: hoy jugamos a separarnos, pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.
Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a que río? Este dialogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia.


Por Jorge Luis Borges

domingo, 7 de septiembre de 2008

Alegría

Y nació. Y lloró. Hasta ese momento se creía haberse vivido todo y más. Pero equivocados estaban todos. Una mano en su frente pareció predicar el “esté siempre alegre”. Y así nació. Y así vive.
A través de la eternidad, lujuriosa y desinteresada, en las buenas y en las malas, en el esplendor y en las penumbras más profundas, él jamás perdió su alegría. Hizo del optimismo su bandera, de sus sueños su quimera, fiel a su estilo, y a esas quimeras, pese a que quedaron algunas postergadas, pero nunca olvidadas.
Patentó, desde su interior, el cotillón y los guiños, la sonrisa como estandarte, el candombe como estilo de vida. El chiste fácil y la simpatía le daban forma a tiempos abstractos, donde la tristeza y la sombra querían resurgir. Les daba su lugar, lógicamente, que no era ni principal ni secundario, pero era su lugar; por lo menos en su vida. Y la risa regia, desde siempre, como sinónimo de religión, de folclore. Y así convivían todos en su eternidad.
Y nació un muchacho como yo. Portador de sentimientos que, seguramente, me legaron, y otros que naturalmente he creado, hermanado con cada uno de ustedes más allá de credos, razas, religiones, culturas, brechas sociales, épocas y distancias kilométricas. No importan de dónde vengas, ni quién seas, ni dónde éstas. Por que las diferencias se pulverizan ahí, aturdidas en tu garganta, sepultadas por la risa y la alegría, arrastradas por los millones del mundo que son, como yo, portadores de alegrías.
Y naciste, como yo. Y seguramente lloraste, como yo.
Se sabe, pero nunca es malo recordarlo, existen tormentas. Está en vos que esa tormenta de pasión limpie el cielo y lo deje como vos lo soñaste. Así es en mi vida, diafamo amanecer azulgranado, certero, entre tanto misterio, por que sé que nací sin tiempo y viviré más allá de él, como cada uno de nosotros en diferentes (y a la vez, parecidos) corazones. Por que así es para mí la vida, alegre.
Y nacerán. Y lloraran. Y todo y más, vivirán.
Alegría.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Mistica

Querido lector:

Éste es un comunicado para todos vuestros oídos, los cuales necesitan armonía pura y bien lograda para canalizar la felicidad en todos los corazones. La música genera muchas cosas, usted lector lo sabe muy bien. Y yo se que todos ustedes quieren ser felices, llenarse de aire y exalar la contaminación interna. Para ello, hoy les ofrezco lo que necesitan para lograrlo a tan solo unos varios "clicks", sus oídos me lo van a agradecer, se los aseguro. No tienen que fumarse ningún flaquito por teléfono tratando de vendernos cosas, ni una publicidad que nos hace desesperar por que el stock se esta agotando y es una ganga.
Lector, lectora, queridos oídos, les dejo una banda Argentina que viene sumando sus primeros partidos, son un combo de todo lo que se necesita para pasar un gigante y grato momento.

Con ustedes: MISTICA
Con ustedes: MISTICA SPACE
Con ustedes: MISTICA SONICA

Renacer

Anoche vi nacer la noche desde el interior de un colectivo. Un colectivo con todas las ventanillas cerradas obecediendo el cartelito que da su orden para “época invernal”. Estos vidrios, los de las ventanillas, estaban empañados por el calor de adentro y el frío tempanal de afuera del bondi. Yo con mi mp3 y mi música tenía una de estas ventanillas a mi costado, con mi mano derecha, la desempañe para ver.

Anoche vi amanecer la noche, vi como el cielo celestial y vespertino tomaba tonalidades cada vez más oscuras, adornándose con puntitos blancos, brillantes y una enorme pelota allá, bien lejos, en principio, algo apagada, para terminar iluminándonos a todos. La noche ya era un hecho y yo seguía en el colectivo, con mi música.

Anoche camine desde la parada del colectivo hasta casa. Verdaderamente hacia muchísimo frío, estaba doblado. No se qué me pasaba, quería vivir solo, que al llegar a casa y cerrar la puerta nadie me hable, prender algo que me de calor y tirarme a dormir, no quería nada más que eso. Estaba como triste, sin saber el motivo. En silencio.

Anoche me fui a dormir apenas entre a casa…

Amanecí como amanece el sol, antes que todos. Abrí los ojos de par en par aún adentro de mi cama y no pude volver a cerrarlos. Todavía el cielo era negro, solo iluminaba la luna. Te vi. Mientras dormía te vi, y vi, también lo que me pasaba.

Amanecí y di mil vueltas en la cama. Abrace la almohada y me tape con ganas, con muchas ganas. Mi cuerpo desempolvo mi cerebro. No puedo destaparme, te extraño demasiado. Eso me pasa. Desde anoche que eso me tiene así como en trance. Te extraño, nena. Quiero abrazarte, besarte, abrigarte. Quiero que mi cuerpo te de calor. Te necesito. Quiero dejar esta ironía de lado y declararte todo lo que siento por vos. Quiero reír con vos, llorar también, quiero, a vos te quiero, como nunca quise a nadie. Quiero amanecer con vos, y ver nacer las noches por el resto de mi vida con vos al lado. Quiero cocinar lo que te gusta. Quiero ir al supermercado y comprar tu desodorante, lo que necesites. Te extraño, como nunca pensé que podía hacerlo. Generas cosas que ni yo podría imaginar. Mi corazón tiene tu sello. Y mi cama, mi cama tiene tu perfume aún. Mis sabanas quieren abrigar otro cuerpo, y yo quiero que ese cuerpo sea el tuyo. Mi almohada quiere dejar de ocupar tu lugar, y yo encantado.

Es de noche aún. Se que todavía piensas en mi. Y creo que ahora estas llorando. Te extraño. Creo haber muerto un poco….

… Salí de la cama. Te vi. Salí a ver el sol y te vi. Y renací.

martes, 2 de septiembre de 2008

Ayer nomás...




22 de julio del 2008, aproximadamente las 14.38 de la tarde, voy a contarles una historia, una historia con final, no se si feliz, pero con un final. Ese final te dejará pensando. Te lo aseguro. Al menos pensarás, “éste pibe que escribió esto tiene problemas, claramente”. Pero pensarás. O capaz, y como yo, pensarás en algo mucho más amplio, muchísimo mas amplio. Me darás la razón o no, eso no importa. Lo importante es que pensarás, como lo pensé cuando caminaba hacia casa y vi a dos personas ya ancianas caminando de la mano por la plaza…

… ahí va.



Ya tengo 65 años, y el crudo invierno se fue y con él, el resfrío y el encierro. Me vine a la plaza como siempre lo hago, a la placita del barrio, del barrio que me vio nacer allá por el 1933. No me presente, discúlpeme, me llamo Esteban Federico Sueño, mas conocido como Don Sueño.
Bue… como le iba diciendo, ya con la primavera revoloteando junto a los pajaritos me vine para la plaza. traje una bolsa de pan, de ese duro que le sobra a todo el mundo, vio?, me lo lleve para darle algo de morfar a las palomas. Que le va a ser?, a mi me divierte darle de comer a las palomas, si me lo pongo a pensar es algo pelotudo, pero que se yo, me divierte viejo, y listo.
En eso estaba, dándole de comer a los bichos, cuando volví a meter la mano en la bolsa y me di cuenta que ya no quedaba nada dentro, putie y di vuelta la bolsa y la puse mirando al piso, para que cayeran las últimas migas. Las palomitas se cagaron todas, se fueron por el movimiento brusco, y no volvieron, y me volví a sentir solo, muy solo, y me dio tristeza.
Me relaje apoyando la espalda en el asiento de la plaza y el sol me pegaba en la jeta, y seguía triste, rememore eso que rememoro hasta el día de hoy. Resulta que hace unos años, unos bastantes años atrás yo era adolescente. Era un pibe pinton, al que le gustaba verse bien, raya al costado, perfume, afeitadito. Un pibe bien. Pero nunca, nunca había conocido una mujer que me partiera la cabeza. Que me dejase boquiabierto. Un día rutinario como cualquier otro volvía de mi, por aquel momento, laburo y en una esquina, en una esquina cualquiera, me enamore. Usted pensara, “que viejo pelotudo éste, se enamora así de la nada, en una esquina, dale!”, y yo le voy a decir, sí, me enamore en una esquina, pero no de la nada, sino del todo. En esa esquina estaba ella, el gran amor de mi vida, María Esperanza Muñoz, la vi., me miro y nos sonreímos. Ella estaba esperando el colectivo que la llevaba a su casa, y yo, y yo me puse atrás de ella en la fila, no sabía a dónde iba pero sentía que con ella iba hasta el fin del mundo, ida y vuelta y las veces que ella quisiera. No sabía qué hacer, el colectivo no venía, entonces note que ella me miraba de vez en cuando, de reojo, y se reía. Yo me sentía un boludo enorme, no sabia si se me notaba lo nervioso y por eso se reía o qué mierda pasaba, era todo nuevo, mi piel era un volcán de sentimientos en erupción. Me la jugué, le toque el hombro y, tartamudeando, le dije si hacia mucho que esperaba el colectivo, al mismo instante cerré los ojos como diciendo “sos un boludo Esteban, un boludo, cómo le vas a preguntar semejante pelotudes?”. Ella se rió y me pregunto si me pasaba algo. Y le explique, todo lo que les comente arriba se lo explique con lujo de detalles, prefería que lo sepa y no ocultar semejante cosa inocultable. Ella lo único que hizo fue interrumpirme cuando hice la pausa para decirle “disculpame, pero lo siento así”, y me interrumpió partiéndome la boca de un beso que fue, que fue… no se, no encuentro adjetivo alguno capaz de describir lo que siento al rememorar aquel beso, imagínese. El beso duro unos largos segundos, frenamos, nos miramos y seguimos otros largos segundos. Paso un colectivo, y a ella nada le importaba mas que abrazarme. A mi, que no me soltara nunca mas.
Fuimos a tomar un café y ella es la que me explico a mi, que ella me seguía, que en realidad no estaba ahí esperando el colectivo, sino que ella laburaba a la vuelta de donde yo laburaba en aquel momento y que estaba tan flechada como yo, pero yo nunca la había notado. Ella me perseguía todos los días a escondidas, me miraba entrar a casa y se iba. Me sentí muy mal por eso, muy poco caballero, no me gustaba sentir como que ella después de verme a mí entrar se iba sola a la casa. Ella me dijo que lo hacia por que, si, así era feliz. Reí y nos volvimos a besar, y le dije, de ahora en mas, el que vuelve a casa solo soy yo. Asintió besándome nuevamente, éramos imán y heladera. Fue así durante años, en equilibrio perfecto entre rosas y grises, uno por y para el otro, siempre.

Un día, un día el padre le dio la noticia de que se irían a vivir a Portugal, por un trabajo de la madre creo, que ya estaba allá con el hermano. Ella tenía que ir con ellos, su empleo no era fijo, era temporario, y el requerimiento de los europeos era firme, querían tener a la familia entera allá, de esa forma le daban casa, auto, educación y trabajo para ella, la madre y el padre. Y si ella decidía quedarse nada de eso seria potable para la familia. Así fue que, con dos corazones desangrándose, ella partió. En aquella época era muy difícil hacer semejante viaje, solamente los de guita, los de mucha guita podían irse a Europa, y yo, yo era uno mas de la clase media baja.

Y así fue macho, pasaron los años, muchos años y no pude volver a sentir el amor, el maravilloso amor que siento por ella nunca mas se reavivo. Busco felicidad en las pequeñas cosas, en darle de comer a las palomas en la primavera, por ejemplo. Pero hoy, que se fueron volando me invadió la melancolía y la tristeza de nuevo. Yo se que nunca volveré a ser pleno si no es con ella a mi lado…




… Así fue, como me imagine la historia de esa pareja de ancianos caminando de la mano por la plaza aquella tarde, así fue que me imagine que me lo contaba el hombre, y yo le brindaba mi oído aquella tarde en aquel banco de la plaza. Como así, también, imagine que cuando el hombre me decía esa ultima oración desganado, mirando al piso, salía ella, la mujer, de atrás de la calesita próxima a aquel banco. Que estaba jugando a las escondidas como aquella vez adolescente. Y fue así que imagine el final, ella gritando su nombre, el gritando el suyo y levantándose del banco como un veinteañiero, yéndola a buscar para abrazarse y ahí si, saber y notar que a ella nada le importaba mas que abrazarlo. A él, que no lo soltara nunca mas.


Final para pensar: Tu (don) Sueño se cumple siempre que tengas bien firme tu (maría) Esperanza.

lunes, 11 de agosto de 2008

Amanecer con sensaciones

Noche de boca seca. Y amanecer con sensaciones. De movida me di cuenta de que hoy iba a estar un poco más desequilibrado de lo habitual, noto presencia de alguien más en mi, aumentado con el abrir forzado de los ojos. Es un pajarito posado en mi hombro izquierdo, un hermoso pajarito que aparece siempre, aunque en días como los de hoy lo hace de una manera mucho más fuerte. Siempre está. Hoy está. Juega con su pico, y me susurra al oído cosas maravillosas. Es la escena más pura de la libertad. Picotea mi pelo y lo hace con más fuerza sobre el cuero cabelludo.
¿Qué ocurrió que te me apareciste tan fuerte hoy? ¿Es la efervescencia del sol que ilumina mi cuarto a la mañana? ¿Quizás sea que anoche me comí las uñas, premeditando una mañana tormentosa...? ¿Simplemente que estoy anestesiado, que ya nada duele tanto?, ¿acaso la costumbre te suaviza la realidad? ¿Puede que me aflojaron el chalequito blanco éste que no me permite descruzar los brazos?
Infinidades de dilemas y desconcierto sin respuestas. Lo cierto es que estoy, que decido, que me equivoco, que me como garrones, que la pego de puro culo, que la mayoría de las veces la vida me supera y otras, me la juego y la supero yo. Hoy es un día raro. Hoy estoy raro. El amanecer con sensaciones rebotó y se multiplico post desayuno. Siguió presente en la tardecita repleta de indecisiones. Tomo más relevancia cuando el cielo se encapotó y la temperatura descendió. Perdió color, nunca grosor. Maldito lunes de inconsistencia cerebral. Se largó con furia, el pajarito sigue en mi hombro…

sábado, 9 de agosto de 2008

Pananamá!




Estos Muppest son grossos! jajaja
¿No te pasa que estás en una determinada situación y empezás a sospechar que tal vez estás soñando? Por ahí porque la situación es demasiado extraña, o porque no podés creer que esté pasando algo así, por lo bueno o por lo malo. Casi siempre cuando la situación es demasiado buena, mi sospecha de que estoy soñando se cumple, me despierto, suspiro y digo "pucha". Si la situación es demasiado mala, en cambio, la mayoría de las veces no estoy soñando, y también digo "pucha". Aunque a veces se da al revés, y vivo situaciones ferozmente buenas y sueño pesadillas que se esfuman al despertar.

¡Wow! Que lindo lío que es nuestra cabeza… ¿no?
excelente...

Miedos

Hoy es un día de esos que te quedas sentado, sólo, tomando mate y pensando en el placer del silencio de la tarde fría de invierno. Cielo gris y probables garúas terminan de decorar la tarde. Especial para escarbar sobre los miedos. Estoy lleno de miedos. Reales. Fantasmales. Paranoicos. Ínfimos. Perseverantes. Insistentes. Fugaces. La lista es larga…

Tengo miedo de todo tipo y color, el catalogo es abultado. Los que más me joden son los que involucran a las personas que más quiero. Muchos de ellos hacen que crezcan los muros. Los que se construyen con el dolor y los que no se derriban fácilmente. Entonces tengo miedo que lo que construí a mí alrededor sea más resistente que la misma Muralla China y allí me aparece la angustia de que no pueda derribarlos. De que me acostumbre a vivir con ellos, de que no les haga frente, de que no pueda plantármele y dejarle bien clarito que por mas cemento que le pongan al muro siempre daré pelea, por mas que el cagazo se apodere de mi y de mis entrañas. Así sé que soy yo. Miedoso, pero que igualmente va al frente, pese a ellos, sabiendo que los miedos son parte de la vida y degustando el placer que genera el enfrentarlos y derrotarlos. Miedos que si los sacas te dejan ser feliz.

Recuerdo la frase que le decía al Burro a Shrek: "como una cebolla, lleno de capas". Eso siento. Los años, los daños, te encierran bajo diversas capas. Una detrás de otra. Un día te das cuenta que sos una cebolla. Pero tenes que “pelarte” para derribar los muros y así, llorar. Lograr superar los muros, los miedos. Puede que éstas dos cosas las construyamos nosotros mismos. Somos seres miedosos que queremos ser felices. Hay veces que no les hacemos frente y, posiblemente, sea una forma de mantenernos intactos. Pero ojo, intactos no significa felices. Nadie sale indemne de nosotros mismos.

Vista gorda.

A veces los padres, con sus predicamentos, nos pueden marcar la vida para siempre. Generalmente son vómitos verbales surgidos del amor, pero suelen quedar grabados en los rincones del alma. Son frases que uno recuerda a cada instante, aún cuando los años han pasado.

Mi viejo, una vuelta, cuando tenía menos que mis actuales pocos años y me hacía un problema inmenso por cosas que hoy por hoy noto que son, algunas, hasta diarias, me encaró clavándome sus ojos en los míos y me tiro: “ Yo por mis hijos doy el corazón, la piel, el mundo, y … el culo…”. Nos empezamos a reír, yo achinandome como siempre, y él puteandome por boludo. Sé que lo hizo con todo su amor, y la cosa quedo en el “chiste” pero todo el monólogo iba por que me hacía automierda por cómo tomaba temas terrenales y era su manera de hacerme bajar un cambio, o dos.
Recuerdo, también, cuando me dijo de más pibe “habla como hombre, pedazo de puto!!” y derivó en las únicas (por el momento) dos sesiones de psicóloga… Por suerte nunca me topé con un tipo que me caliente, sino no se como lograría romper con semejante mandato, más que mandato...orden.
Otro recuerdo es cuando mi vieja, interrumpió mi sesión de simpsons, sillón y levite pomelo para decirme “…perdoname hijo, me equivoque…” y si, se equivoco feo, pero ¿quién no alguna vez?, y nos abrazamos, ella llorando, yo calmándola, diciéndole la verdad, que estaba todo bien.

En fin, siempre recuerdo con cariño esas frases surgidas de las entrañas de mis viejos. Y hoy que ya estoy más grande, más barbudo, noto que pasa en todos lados. Lo hermoso de esto es que después, cuando se comienza a recorrer el mundo con motorcito propio, vuelven a la cabeza esas frases célebres de enseñanza, y pucha, pese a ser algunas tristes, sacan risas.

A brazos.

Otro sueño. Otro sueño parecido al de ayer. Y al de anteayer. Hoy recuerdo, al despertar, otro sueño parecido a los anteriores. Un escenario alucinante, sueño que unos brazos de mujer me abrazan. Nunca en la vida he sentido tanta serenidad como la de esos momentos. No veo su rostro. Es una mujer. Puedo olerla. Siento su piel suave. Y es la misma. La piel. El olor. La mujer. La misma siempre, y se repite la inconmensurable sensación de placer que siento en esos brazos. Al despertar y descubrir que era un sueño, me invade un profundo desconcierto. Me lleno de tristeza y el resto del día me siento desolado. A veces imagino que son los brazos de un amor conocido. O desconocido. Hay cierto erotismo en los sueños en los cuales aparecen los abrazos. Son ensoñaciones sexuales. Gratas. Intensas. Tan intensas como el dolor del despertar. Esos días quiero seguir durmiendo...y soñando...y sostener, al menos en el inconsciente, esa dulce y pacificadora sensación de entregarse a los brazos de esa mujer.

A tus brazos…

Escaleras.





Escaleras me llevan. Unas veces para arriba, otras para abajo. Y siempre encontrarás el descanso. Así vamos, varón.

A veces para arriba, encontrando. Maravillados. Silbándole al viento. Cerrándole y brindándole la cara al sol. A veces de a dos, o de a tres escalones. Muchas, y para mi la mejor forma, de a uno. Peldaño a peldaño. Le reís a la vida. Descubrís la fantasía.

A veces para abajo, desencontrando. Desmotivados. Luchándola, rodando para abajo. Cayendo sin cesar. Pero vamos, encontraremos juntos, el descanso. Te pido que no me bajes las manos, que no caigas. Que todo sea cuesta arriba tiene cosas favorables.

Escaleras nos llevan. Unas veces para arriba, otras para abajo. Y siempre encontrarás el descanso. Así vamos, juntos.

sábado, 26 de julio de 2008

Feliz Cumple, Cabeza!!!




El payaso felizzzz, se pincho la felizzzzz, que estornudo dariiiiooooo, que los cumplas felizzzzz!!!! SALUD!

corre fernetazo

jueves, 24 de julio de 2008

Gracias

A mi abuela
Que la extraño mucho
Que la siento acá, en mi corazón
Que me ilunima a cada paso
Que me visita en sueños
Que sigue, siempre, preguntando por mi y por todo lo que quiero
y por todos a los que quiero

Que está en el cielo, en la estrella más iluminada de la noche
Que está en mi mesita de luz, besandome cuando beso ese pañuelo, que fue suyo

Que la amo con todo mi corazón
Que me enseño lo que es compartir la soledad, vaya aprendisaje
Que es la risa y el apretonsito de mano
Que fuiste tan vos, PURA

Que me das tu luz. TE AMO.

domingo, 20 de julio de 2008

Veces.

Un día como todos me quede a ver el sol caer. Otra vez.
Un día el destino jugó su ancho. Una vez.
Y ahí estaba yo, y ahí estabas vos.
Morena con la piel de chocolate, diabético sin ganas de dietas. Una vez.
Una pila de amor jugaba al yenga con la historia.
Y ambos decidimos, una vez, escribir un cuento de amor. Con el presente.
"Había una vez". Una vez.

Al compas... con paz

En sintonia
Suena mi cabeza contra la ventana
En el autobus
Mis ojos cerrados acompañan el ritmo
En un sueño
Hago dedo en la autopista
En tu cama
Hicimos la canción más hermosa
En mi cabeza
Pablito clavó un clavito
En mi pecho
Taticardea mi corazón
En mi boca
Explotaron tus labios

lunes, 7 de julio de 2008

Futuro.

El futuro es la magia, es encanto, es placer. Es el horòscopo que no escribe la revista. Es un saquito de tè, que se estruja abrazado por el hilo. Es un papel en blanco, que en forma abstracta dice "simpre". Es el final del libro, que se que no voy a terminar de leer. Està en la cama, abajo de mi almohada.

El futuro tiene alas. E igualemnte corre. Cruza puentes, y peajes. Anda en tren, y en colectivo. Le fascina la bicicleta. La libertad. Se viste de blanco en verano. El futuro es esa taza de tè por la mitad. De porcelana. La melodia màs armoniosa. El futuro tiene pasado.

El futuro es un cielo azul una anoche estrellada. Es la sombra generada por la luz de luna llena. Llena. Es una deja vù de lo soñado. Son cuatro enanos en el jardín, sonriendo bajo la lluvia. Es el agradecimiento de las flores, embutida en colores. Esas flores que nunca mueren.

El futuro es la ventana. Abierta de par en par. Es el cielo desnudo. O vestido con las nubes que en determinado momento, se van. Es el reencuetro con la sonrisa escondida. Con la mirada empapada. Es la mas bella bienvenida.

El futuro es el miedo de los valientes. Ese que se demuestra cuando se va al frente. Es la sed y una jarra de agua. Es el beso acariciandome los labios. Es preciso y precioso. Es un pùlmon exitado de tanto oxigeno. Es un fogòn y una gitarra.

El futuro es armar un barco de papel, y dejarlo navegar. Es el vaiven del mar en orilla. Nunca cesa. Es un juego de ingenio. Un rompecabezas casi terminado. Es el segundo mate y el cañonsito de dulce de leche. Es un buen dìa y unas buenas noches. Es un rìo rojo que te recorre el cuerpo con la luz amarilla del semàforo, luego devenida en verde.




El futuro se ve cuando uno se mueve. El futuro es uno.

Indio. Homenaje a las Madres.

martes, 1 de julio de 2008

Choques y Colores

A vos.


Soy afortunado. Tuve un choque, de frente con tus labios. Ibamos por carriles diferentes, pero la brújula nos marcaba el mismo destino. Mis labios chocaron con los tuyos y pude ver las estrellas, de verdad. Era una noche oscura cuando decidimos apretar el acelerador. Tus dedos y los míos jugaban, siempre, a abrazarse y transpirar. Y nosotros, nos contagiamos del vicio.

Escribimos hojas nuevas, como sabiendo que en nuestros escritos no existe el punto final. Resguardamos lo que más sentimos. Por eso sabemos, también, cuando frenar. Y cuando estacionar. Cuando el parkimetro está por explotar, siempre colocamos una ficha más.
Es así, mi vida, que siempre te llevo guardada muy cerca del corazón. Aprendimos a manejarnos y nunca vamos a apurarnos por demás.

El mapa, a veces, desaparece y nos perdemos en el laberinto de asfalto. Y siempre reencuentro el camino guiándome por tú olor. Buscándote por tú olor. Nuestras cabezas se queman en el dolor y en el placer; pero ambos sabemos que nunca nos vamos a quemar mal.

Un beso y otro más, y el miedo vuelve a aparecer. Placeres que nos dará la fluidez y el dejarnos ser. Bailaremos en la cornisa sin miedo a caer, y si lo hacemos, si caemos, lo haremos de pie. Y nos daremos la chance otra vez, y del sueño que un día los dos digamos “quiero, hasta perecer”, quedará el recuerdo que el miedo no nos pudo vencer.

Nunca dejaremos de ser enamorados. Tu y yo. El tiempo corre, pero jamás para, y ambos sabemos cómo resistir a ello. Nuestros dedos, y nuestros cuerpos, siguen jugando a abrazarse. Los dos sentimos lo mismo, y por igual; es por eso, mi vida, que sabemos cuándo acelerar, para poder ser afortunados y volver a chocar nuestros labios. Volver a ser nosotros.

viernes, 27 de junio de 2008

Jamón!!!

Buen fin de semana!!!. Sonría, que lo estamos filmando...


Buscarte, buscarte, buscarte
Hallarte, hallarte, hallarte
Buscarte sobre un despertar repentino
Buscarte en la forma de las nubes
Buscarte en un mar, tranquilo como pileta
Buscarte entre los peces, entre las algas
Buscarte en el silencio del cielo indiferente
Buscarte en el espejo empañado
Buscarte cuando tu sonrisa protagoniza mis sueños
Buscarte, entonces, todos los días
Buscarte en árboles, pelados en otoño, coloridos en primavera
Buscarte entre los pliegues de sábanas intactas
Buscarte en los mates amargos
Buscarte en almohadas tristes por tu ausencia
Buscarte en el pasado que llega mañana
Buscarte en el miedo del amor infinito
Hallarte entre mis manos que te encuentran,
Tan lejos y tan cerca, eternamente.
Buscarte, buscarte, buscarte
Hallarte, hallarte, hallarte

Abrazarte así.

Hoy estoy escribiendo. Me siento y escribo. Tengo ganas de no hacerlo, de ocupar este tiempo en otra cosa. En mirarte. En disfrutar del silencio que nos decora la habitación cuando tu cabeza descansa sobre mí pecho. Añoro esos momentos. Los guardo en lo más profundo de mi alma. Escuchar nuestra taquicardia, y mirarnos, y sostenernos así, en silencio, mirándonos y… abrazarnos.

Hoy estoy escribiendo. Estoy escribiendo “abrazarnos” y se me cae un lagrimón. Me acuerdo de un nuestros momentos. De nuestros “abrazarnos”. Es el idioma que más entendemos, que más feliz nos hace. Esos que me das por la espalda, fuerte y de sopetón. De esos cálidos, sentidos. De esos que me das después de la carcajada, de tentarnos. De esos de amor, de los más puros. De esos que solo vos podes dar. “Abrazarnos”.

“Abrazarnos” suena a ruego. A necesidad. A sueño cumplido y rezo de volver a cumplirlo. Una y otra vez. Y otra. Y que no haya última vez. Hoy me toca escribirlo. Sé y siento que vamos a volver a “abrazarnos”.

“Abrazarnos” es la manera que encontramos de sentirnos juntos. Vos conmigo, yo con vos. Siempre. Perdemos miedos de esa manera. Y disfrutamos de los placeres que nos dan los que aún quedan. De los miedos que aún quedan. “Abrazarnos” nos lleva a lugares inhóspitos, donde sabemos que podemos ser felices. Si “abrazarnos” es la consigna, ambos pensamos en la otra persona para dárnoslo. Te elijo, siempre te elijo a vos, por que “abrazarnos” es lo más hermoso que me paso en la vida.

Semillas de Mónaco.

Está desnuda y es un ángel. Con sus patas sucias. Con mis ojos adictos a sus ojos tan adictivos. Soy una avalancha. Si se quiere reir, me avisa así no me mata. Me siento un zorro después, austero en mi cama o un zorro altanero, que le teme a la oscuridad. Pero no pienso discernir la verdad, casi siempre me deja intranquilo. Sin ella, ¿saben?, se me pudre el corazón. Es tan preciosa que no baila, y los canallas le giran igual. Si le hace falta mentir, siempre da otra oportunidad para que no le creas y me pueden destruir. Si ella llora con un soplido, quasar de semillas del sur de mónaco. Lleva su calidad. Como que se la olvidó. Se que no necesitas ayuda para subir la escalera para ver que hay detrás. Está desnuda y es un ángel. Con su poca puntualidad. Toxitúbito. Y me vuelvo un zorro otra vez. Sé que no hay mala leche. No te alejes de mi. Es temprano para ver el roble.

Las vueltas de un pelotudo

Me fui de casa. Agarre un bolso y puse, desacomodada, toda la ropa que entro y me fui pegando un portazo. Había discutido con mis viejo y echo una bola de calentura encaré a mi habitación y empecé a hacer mi equipaje. No tenia lugar en donde ir. Pero me fui.

Cuando cerré la puerta no hubo nadie que la volviese a abrir. Ni para cagarme a pedos por haberla cerrado rudamente. Los mande a cagar pero nunca me escucharon. Y me fui. Seguí mi camino, caliente y con un caminar muy veloz.

Eran las once de la noche y estaba cagado, sentado en la plaza y al lado mío, como preguntándome qué carajo hacemos acá, mi bolso, entreabierto. Tenía hambre y 20 pesos en el bolsillo. Y me fui de ahí, de la plaza. Entré a una pizzería de mala muerte y me pedí un par de porciones de muzarella, y un vaso de agua.

Me fui. De la pizzería. Y ya estaba mucho mas cagado. Eran las doce y cuarenta y cinco. De vuelta en la plaza, me senté y, al ratito, me recosté. Utilicé el bolso como almohada y lo aferre muy fuerte a mis manos, mi muñeca estaba enredada entre el tirante sujetador del bolso. Tenía muchísimo frío. Agarre algún abrigo del bolso, pero igual. Era cagazo. Dormí muy poco, y desperté contracturado, con la mirada clavada de todas las personas que pasaban por delante de mí. Notaba el arrugue feroz del entrecejo de las madres que llevaban a sus hijos a la calesita y tenían que ver mi paupérrima actuación.

Me fui de la plaza, agarrando el bolso con las dos manos y llevándolo contra mi pecho. Empecé a correr. Empecé a llorar. Y llegué. Llegué a mi casa. Mi viejo mi miró con esa sonrisa picarona como diciendo “¿Ves pelotudo?, te haces el calenton al pedo”, y sin que me dijeran algo, les dije: “No me rompan las pelotas” y me fui a dormir.

Te encontre


Te encontré. Estaba desesperado inconscientemente. Metiéndome en una nebulosa tediosa. Parado sobre las peores arenas movedizas. Y de repente te encontré. Entendí, por fin, a aquellos que me decían que encontrás las cosas cuando menos las buscas. Yo te buscaba pero sin que mi cuerpo me de señales de ello. Yo te buscaba, mi amor.

Te encontré y me abriste tus heridas. Me mostraste la carne. Me hiciste parte y dejaste que te ayudara. Así fue, también, que necesitaba yo y necesitabas vos que me convirtiera en un buen cirujano. Nada podía ser si no depositabas tanta confianza en mi.
Nada podía ser si no te encontraba.

Te encontré y llegó la felicidad a mi vida.
Te encontré amor.
Te encontré amor de mi vida.

viernes, 20 de junio de 2008

La princesa azul.

Sin alas. Ni ropa blanca. Sin pisar una nube. Sin frotar una lámpara. Sin caerme de la cama. Sin hablar. Sin correr, ni gritar. Sin nada, sin agua. Sin magenta. Sin mas gente. Sin nadie. Desnudo. Sentado o parado, da lo mismo. Sin fichar el reloj. Sin monedas. Sin zapatillas, descalzo. Sin afeitarme, ni siquiera habiendome lavado la cara. Sin comer. Sin leer los diarios, ni mirar la tele. Sin escuchar la radio. Sin saber qué pasa. Sin aviones, ni helicópteros. Sin un faso, ni dos. Sin laburo. Sin capacidad. Sin puetear. Sin nada de nada, de nada. En silencio.


Sólo mirandote a los ojos, sólo así, puedo sentir que vuelo.


Diseño.

Me fui a dormir. Y soñé. El otro día soñé que vivía en el Word. Que mi casa estaba debajo de la opción "vista preliminar". Esa que la apretás y te deja ver todo más detenidamente. Soñaba que un día vos entrabas y querías escribir. Sobre tu vida. Sobre algún novio del momento. Soñaba que no te dejaba escribir sobre tu vida. Borraba sus nombres. Quería poner el mío. Había tenido la oportunidad hace un tiempo. Soñaba.

Viernes por la tarde

Estoy bien, contento se podría decir. Pero esto de la lloviznita me rompe soberanemente las pelotas. ¿Qué onda?. Me gusta muchísimo el verano, el solcito, andar en cuero, en bermudas. Pensar que ya falta menos para pisar la arena. O para relajar y tomarte unos mates, o una fresca en la plazita. Viendo como los pibes corren detrás de las pelotas. Y los padres de atrás a los nenes para que no se los lleven puesto las bicis que desfilan incontrolables. Me gusta todo eso. Sentarme en la puerta de casa y saludar a los vecinos que andan con buena cara. Escuchar quejas del calor y prenderles el ventilador. Cosas tan simples como esas.


Hoy es todo gris. El día, el cielo, la gente, sus caras. Todos con un sobrepeso de amargura. Secándose cada dos cuadras la transpiración esa que te deja en la jeta la garúa del orto. Cargados con abrigos e, igualmente, cagados de frío. Las plazas vacías, embarradas. El té. Ni da. El culo pegado en la estufa...


Clima, ¿jugamos a que te ponías media pila y nos regalabas un buen fin de semana? Desde ya, muchas gracias.


Día, fuck you!


jueves, 19 de junio de 2008

Eclipse

Me fui a cenar con los chicos, con mis amigos. Éramos 6 y nos sentamos en una parrillita por Boedo, casi Constitución. Como siempre, nos cagamos de risa, comimos mucha carne, muchísima. Salvo la gente, sumamente entendida por el grupo (o por lo menos por mi), que come todo menos carne. Mal llamados, a mi entender, vegetarianos (¿por que no harinarianos, por ejemplo?). Pero buen, nos tomamos algunas copitas de vino, y contábamos historias y verdadades que las hacíamos parecer absolutas. Siempre la pasamos muy bien cuando hacemos éstas reuniones, es la onda que más nos gusta, es nuestra manera de tocar un blues, un jazz, un buen rock and roll, un heavy, un tango, de ser necesario, y hasta alguna clásica… es nuestra manera de equivalernos.

Seba me alcanzó, como siempre, hasta casa. Era jueves, y al otro día teníamos que trabajar. Me baje de su auto y lo salude con un fuerte abrazo. Camine unos metros y noté que estaba extremadamente lleno, y algo escabio. Pero no tenia sueño. Me frené antes de abrir la puerta que me depositaba en el pasillo de mi casa y mire al cielo. Pasaban pocos autos, algunos lentos. El clima era ideal, remerita y jean algo gastado. Miré el cielo y me reí, y entré rápido a casa. Fui hasta la cocina, agarré el vaso más grande que encontré. Hielo. Mucho Fernet y coca. Lo dejé en la mesada y fui casi corriendo a mi habitación. Agarré el cuaderno y dos lapiceras, como siempre. Baje, fui por mi vaso y salí, a la calle.

Me senté en el umbral de casa, tenía la visión perfecta. Me clave un buen sorbo de fernet y me reí sólo, como fumado. Estaba muy bueno, el fernet. Y volvi a levantar la vista, la luna empezaba a jugar a las escondidas con el sol. Era noche de eclipse. Era un excelente espectáculo gratuito, sentí cómo muchos admiraban lo mismo que yo, ya sabia que andaba entonado, parpadeaba algo lento. Destapé la lapicera y abrí el cuaderno y empecé…

… Te siento, estás. Es muy rara la sensación que tengo ahora. Pero te siento. Puede que esté loco y nadie se haya avivado del todo, todavía. Pero yo te siento. Estás acá. Cuando digo acá me refiero a acá, al lado mío, con mi mano envolviendo tus hombros resguardándote del frío que te genera esa suave brisa; y también acá, y ahora me refiero a la parte central de mi pecho. Estás. Te necesito. Para respirar puro, para abrazarte. Necesito abrazarte. Necesito mirarte, agarrarte de la mano. Acariciarte la mejilla. Te necesito entera. Estás, vos estás acá al lado mío. Siempre que te necesito, apareces. ¿Debe ser que siempre te llevo conmigo? Seguramente. Conciente o inconscientemente, pero siempre. El sol ya va tapando la mitad de la luna, se ve la mitad blanca, eternamente luminosa, y la otra, la otra mitad, oscura, en la sombra. Es muy bonito lo que se ve. Es mucho más precioso lo que siento, lo que siento ahora y lo que siento siempre por vos. Y lo que voy a sentir hasta perecer. Es muy fuerte, muy grande, gigante. Una gota cristalina resbala por mi curvosa mejilla, quiere tomar protagonismo. Baja a pura velocidad, cae al vacío. Rebota en ésta hoja, quiere maquillarla. La gota, mi llanto, cayó sobre una palabra, sólo sobre una. Nublándola. Justo cayó sobre la palabra “estás”. Miro el cielo, la luz se apagó, la sombra cubrió toda la luna. Inclino el vaso y tomo el último sorbo de fernet, fuerte, pegador. Te extraño, nena. Te extraño mucho, muchísimo. Quiero que estés acá y decírtelo, decirte todo lo que siento, demostrártelo también. Quiero mirarte y mirarme en tus ojos. Sentir como las mariposas revolotean, contentas, en mi estomago. Y en el tuyo. Se que sentís lo mismo. O algo parecido. Muy parecido. Te necesito, mi amor. Y acá estás. Volves. La luna empieza a aparecer por el otro lado, dejando atrás la sombra. Siento que volves acá. Al lado mío, a la mitad de mi pecho. En realidad no es que volves. Por que vos sabes muy bien que nunca te fuiste. Que siempre estas acá. Siempre.

jueves, 12 de junio de 2008

Con mi bici...


Las cosas pasan y van a pasar, así que lo mejor es tomarlas con relax y seguir adelante, porque todos tenemos preocupaciones, miedos, sueños, en fin, tengo ganas de agarrar la bici y pedalear y pedalear y pedalear. Meterle ganas y fuerza a esa subida que, a los ojos, es imposible. Teletrasportarme. Tengo ganas de agarrar la bici.... y reconozco que una vuelta me pegue un re palo con la bici, pero tengo ganas de irme.

Hay épocas que sentis cómo pesan los minutos. Te cansas fácil, rápido. Que no tenemos ganas de hacer lo que se esta haciendo. Pero buen, hay que hacerlo, y así estamos.

El despuès esta bueno. Te relajas, te servis. Te brindas por completo a la actitud: relax. Estarás cansadásima y dormirás hasta que tu cuerpo te indique que ya está, querrás seguir durmiendo, pero buen, el despertador corporal ya te indico su hora.

...Ahora tendremos que salir. Y es ahí cuando agarraría la bicicleta y me iría. ¿A dónde? a donde pinte, a donde el destino me quiera llevar, arriba de la bici con el viento golpenadome la cara y los auriculares con una buena música encuentro un buen lugar. En la mochila hay un termo con agua caliente, un mate y yerba. Un cuaderno y varias lapiceras. De varios colores, para dibujar y colorear, y pintar. Y escribir. Y relajarme. Y tomarme un mate... con mi bici.

lunes, 9 de junio de 2008

Mucho más que un sueño (Parte 1, e inicial)

En ese momento me desperté. Jadeando, me senté en la cama, excitado, preguntándome dónde estaba, y mi primera sensación fue la decepción. No podía creer que ella, esa mujer, se haya disuelto así, en el aire, en la fantasía, en lo virtual, en lo imaginario, o en como mierda se llame en el idioma de los sueños. Como ven, mi segunda sensación fue la calentura.
Todavía olía su perfume, pero no veía la silueta de aquella mujer del sueño que me había quitado el sueño. Ahora, sentado en la cama, veo cómo líneas de luz paralelas penetran la persiana entreabierta. La tercera sensación fue de furia, no era la primera vez que me pasaba eso. La mujer, siempre la misma, se me aparecía en los sueños, la situación siempre era confusa, pero el clima en el que ocurría era sensacional, ella siempre sensacional. Las miradas, la búsqueda y el posterior encuentro de nuestros labios y su apetecible dulzura hacían del sueño el paraíso, y de la mujer, la mujer de mi vida. Pero la furia se apodero de mi cuando volví a cerrar los ojos y recordar la fragancia de ella, el aroma de su pelo y... el despertar repentino, la furia.
- Doctor... me pasó devuelta (dije entre anhelante y confundido)
- Venga para acá, Javier (fue la respuesta del otro lado del teléfono)
Salí, no saque el auto, tenía prisa y aunque era temprano y había poca gente en la calle, poco después seria hora pico para el viaje de ida al trabajo de todos. Me decidí por el subte, línea B para bajar en Medrano. Caminé cabizbajo pensando en las trampas de mi psiquis. Llegué a la parada del subte y me subí al tren vacío en Los Incas, de inmediato se llenó. Yo ya sentado recosté mi nuca contra el respaldo y cerré los ojos por un instante. Todavía no podía creerlo.
Volví a abrir los ojos cuando el tren se detuvo violentamente, delante mío una viejita aferrada al pasamanos y cargada de paquetes...
- Siéntese señora (dije, al mismo tiempo hacia malabarismo para pararme sujetándome de esos aros que cuelgan del tirante de arriba)
En la siguiente estación bajó y subió un montón de personas, en este último grupo vi una cara femenina conocida, era ella, la del sueño, pero algo no me convencía. Creí estar loco, esta mujer era maravillosa, de ojos enormes, piel morena, labios carnosos y pelo oscuro, como la de los sueños. No sólo era física mi atracción, sentía eso que se siente cuando se ama profundamente y se desea (y ama, también) lo externo. La mujer se situó adelante mío, entre la fila de asientos ocupados y yo. Antes de ubicarse allí me miró a los ojos. Ahora su nuca estaba a 10 centímetros de mi nariz, me puse incomodo.
Subía y bajaba gente y todos nos movíamos al mismo ritmo, intentaba que mi pelvis no la rozara, intuía un vergonzoso escándalo. En uno de esos movimientos, no se muy bien cuándo, una frescura del perfume de ella se metió en mis fosas nasales, intenso, invitante a quebrar mi resistencia. Recordé lo que había leído sobre autocontrol.
En una nueva parada ella se inclinó para ver el cartel indicador y apoyo sus nalgas rotundamente sobre mi miembro. Abrí los ojos como si me hubiesen tirado un balde de agua congelada. Claramente su gesto no fue casual, era simple y llanamente un acto de provocación. Lentamente se irguió. Seguramente ella notaba mi desequilibrio, me miraba por el fugaz reflejo que dan las ventanas del subte. La parada siguiente volvió a agacharse, volvió a apoyarme ella sobre mi entrepierna. Se irguió nuevamente pero lo necesario para no sacar su culo de aquel sitio. Lo dejó allí, saliente, curvado, tirando para atrás también la nuca que llenaba mi nariz del olor de su morocha cabellera.
Juro que en ese segundo, ahí nomás, entre los vientos envolventes de estación en estación, la oí gemir. Gemido profundo, intenso placer, animal. Era el momento de jugarme, eché mi pelvis hacia delante suavemente, las manos de ella se crispaban en el más demostrativo de los gestos. Y fue allí cuando me desperté. Todo había sido nada más que un sueño.
Transpirado y enardecido me encontré en el asiento del subte. Todo era mentira otra vez, el culo feroz, el olor a nardos, todo mentira. Todo otra fantasía cruel de mi inconsciente. Putié, casi en voz alta y me bajé del subte sin saber donde lo hacía, subí la escalera mecánica a los saltos, esquivando escalones, como apurado. Ya en la calle, afortunadamente, me di cuenta que estaba a 4 cuadras de lo de mi analista y las caminé, intentando calmarme.

Mucho más que un sueño (Parte 2, y final)

- ¿Cómo está, Javier? (me preguntó)
- Mal (fui claro)
- Pase y acomódese, yo estoy preparando café.
Minutos después escuché que entraba, con la taza rebotando al ritmo del equilibrio contra el platito que sostenía la mano. Y noté el crujido del sillón cuando se sentó.
- Empiezo por anoche (anuncié).
Y conté todo sin interrupciones, sin vacilar, como necesitándolo. No omití detalles, los olores por ejemplo. Con ello ensamble mis dos sueños, las dos mujeres parecían la misma, la mujer de mi vida, los perfumes me embriagaron. Le pregunté cómo era posible que un sueño (o dos) (o diez) pudiera generar una sensación tan creíble.
- No se como explicárselo Doctor (seguí), o sea, una misma persona es emisor y receptor. ¿me entiende?, por que yo, yo mismo, estoy elaborando el sueño, la trama, pero no se como continúa, hay otra parte de mi, la receptora, que no sabe como continúa el sueño. Entonces es ahí cuando uno se entusiasma ante las pesadillas o se ilusiona pelotudamente ante historias que prometen placeres incontestables, cuando soy yo mismo el que está armado todas estas patrañas. (culminé, enojado)
- Es que usted no sabe, Javier, cuantas personalidades habitan en un ser humano.
Cuando me dijo eso me quede paralizado, no por el contenido de lo que me dijo sino por que no me lo dijo mi doctor, me lo dijo ella, una mujer, con una voz tan sensual como su pose de piernas cruzadas, con una pequeña libreta en mano, anteojos con marco negro haciendo un juego exquisito con su ondulante peinado. Note que era la mujer de mis sueños, o la hermana gemela, entonces sacudí mi cabeza como diciendo “No! No!!” y volví a mirarla, era ella, tantee la contextura del sillón a ver que tan verdadero sentía el tacto del cuero. Note que nada era vago, nubloso. Cerré con mucha fuerza los ojos un par de veces. Siempre volvía a ver a la hermosa mujer. Entonces me que paralizado, expectante.
- Sin duda usted tiene conflictos con las mujeres, Javier. (me dijo la doctora con su acariciante voz seguida de una sonrisa deliciosa).
- Si.
- ¿Tiene mama, hermanas? (esperaba mi respuesta para anotar no se que)
- Mamá vive, hermanas no tengo...
- Estas muy nervioso, tranquilízate, noto que te tartamudea la voz, que me mirás sin entender mucho que está sucediendo (mientras me decía esto se desenredaban sus piernas)
Yo sabía que todo era un sueño, y mas cuando se me acerco mucho mas de lo debido, note que había poca luz en el consultorio, igualmente logre ver su corpiño cuando se agachó a buscar la lapicera que se le había caído, ella noto mis miradas, y me sonrío. Yo no cabía en mi, sabia que era un sueño pero ella era preciosa. Se paro, la doctora, y fue hacia una pared, puso sus manos contra una pared y me llamó.
- Vení, hagamos la dramatización...
- ¿Dramatiza.....? si, claro... (mi iluso receptor)
Y fue así que empezamos a actuar la situación del subte, cuando llegamos a la segunda apoyada de ella sobre mi sentía que una gota de transpiración caía sobre mi sien. Ella intentó explicarme las sensaciones pero se le entrecortaba la voz. Estabamos en lo mejor.
En ese momento me desperté. Todo había sido otro sueño. Lo temía. Lo había previsto. Lo sabía. Me Putié. Me había dejado llevar por la pasión y el entusiasmo.
En ese momento entró la secretaria de mi analista y me dijo que el doctor se tubo que ir de apuro, por un caso extremo. Que me llamaría.Salí del consultorio sin saludar. Hecho un manojo de nervios. Destrozado. Inerte. Desorientado. Me fui a tomar un café a un barsito, me senté en una mesa de afuera. Nadie me atendió en 20 minutos, insulté y me fui. Llegue a mi casa. Aún todo ardía, pero sabía que iba a volver a soñar con vos y eso me tranquilizó, por que vos, sos el amor de mi vida...

viernes, 6 de junio de 2008

Grietas

Que es lo que hace que caigas
Siempre en el mismo lodo.
Será la costumbre,
la cobardía, la ansiedad…
Misterios que envuelven,
Llaves sin puertas,
Somnolencia, inconsciencia por nada.

La vejez de los sueños truncos,
Tanto hielo acumulado.
Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber.
Reo en la prisión de mil pasados, Reo en la prisión…

Lo nuestro no es nuestro,
El mensaje es para todos,
Lo que afecta, te expande y abre la conciencia.
Algún día el saber será un lugar mejor,

Y el espejo de la gente ya no será el dolor.
Y es el lodo de nuestro tiempo,
Que viene embarrando hace mucho.
Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber,

Reo en la prisión de mil pasados,
Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber,
Reo en la prisión de mil pasados, Reo en la prisión…

Toneladas que se van,
Se van a las tierras de los que te muestran la verdad,
Solo un barco en la bondad de este nuevo...
que se mide con el mar.

Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber,
Reo en la prisión de mil pasados,
Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber,
Reo en la prisión de mil pasados, Reo en la prisión de mil pasados, Reo en la prisión…

Toneladas que se van…Toneladas que se van…
Miro cada instante en la brisa de los árboles,
Vivo solo y espero con ansiedad…

jueves, 5 de junio de 2008

Revuelto de vuelta

En la vida de todo hombre hay un momento. Un momento donde se encuentra una mezcla justa entre la felicidad y la trsiteza. Pero lo que parece una simbiosis perfecta no nos convence. No nos conforma.
Entonces un dìa miércoles, de miércoles. Gris. Tuve que tomar una decisión importantisima en la vida. ¿Voy a intentar ser feliz nuevamente? ¿o voy a dejar y reconocer de aqui en mas que mi vida no tiene sentido?.
El punto de equilibrio, donde la oferta de felicidad se intersecta con la demanda de felicidad es donde uno encuentra la ebullición, maximiza todos sus y los recursos. Estan las fallas en el mercado, como estan los errores y las tristezas. Intentemoslo de nuevo. Otra y otra vez. Sonreile al que tenes adelante. Rehabilitemosnos. Reincertemonos. Todos, absolutamente todos, tenemos la necesidad de estar un poco mejor. Y si vos lo intentas, yo satisfacere un poco más mi necesidad de verte bien.
Abrazo de gol.

Bus¿que da?




Se perdió la semana pasada. Se abrió la ventana y salió volando, con todos sus colores. No pudo ir muy lejos, o por lo menos ese es mi deseo. Ese, y que vuelva.

Se la extraña y se la necesita mucho. Si alguien la ve, digale que la estoy buscando profundamente. Que la estoy esperando con un reggea sonando de fondo y un gin-tonic bien helado, observando la luna preciosa por esa ventana, por la que se fue, que sigue abierta, como sabiendo que regresarà.

Si vos lees ésto, vení, yo te espero. Siempre. Tenemos muchas cosas hermosas por hacer y compartir juntos.

Ah, responde al nombre de "Paz interior".

miércoles, 28 de mayo de 2008

El intento.


Piensa la cabeza, actúa el cuerpo, se equivoca el ser humano.
Ser humano implica ser y no tanto, tener. Ronda de acciones destacan las virtudes y condenan los defectos del ser y dejarse ser.
El corazón bombea y si vos no te crees, lo bombardeas.
Vamos!, mirad hacia adelante.
Siempre te entristeces por lo que perdiste y no hiciste, sin pensar que puedes hacerlo ahora. Los hechos no son perecederos.

martes, 27 de mayo de 2008

Aroma a jazmín...

Ella ha tenido un día agitado, ya desde el comienzo. Su despertador no había logrado despertarla a tiempo, tuvo que hacer todo muy velozmente, asearse y salir sin desayunar. Al llegar a la parada del colectivo se encontró con que no tenía monedas. Llegó al trabajo media hora tarde, perdió el presentismo y debía entregar tres informes ese mismo día.
Agotada y desprolija llama al ascensor para bajar los dos pisos que la depositaban en el hall y, posteriormente, salía a la calle. Había terminado una larga y tediosa extensión laboral. De mal humor y como puede sube al colectivo de vuelta a casa, obviamente lleno. Como a los 25 minutos logra sentarse y al segundo siguiente le suena el celular.

Él ha tenido un día normal, relativamente tranquilo. Salio muy temprano como de costumbre y le dio un beso a ella dormida, suave, como para no despertarla; se tomó tres mates y se fue a su oficina. Llegó y se encontró con su amigo de la infancia que había retornado de Francia y tomaron un café mientras se entrometían una a otra las anécdotas de cada uno, entre sorbo y sorbo.
Relajado y desabrochando el último botón de la camisa se auto indicaba el final del día. Estaba preocupado por algo que no sabía ni él bien qué era. Sale de la oficina, cierra la puerta y se va a casa. Camina y piensa; y el amor hace que sienta lo que a ella le pasa, el pesadez de su día. Sin que nadie le cuente nada él lo denotaba. Camina y piensa media cuadra más y saca su celular del bolsillo y envía un mensaje.

“Entra despacio, sin hacer mucho ruido. Por favor.”

Él sabía lo que hacía, ella, emalentonada por su día, repatió puteadas internas.

Ella llega, abre despacio, casi sin hacer ruido ni con las llaves. En la casa hay luz tenue, algunas velas y sonaba el mejor tema del mejor disco. Se olía con claridad el perfume de su flor favorita, el jazmín. Desconcertada, revolea la cabeza sin freno, y en una de sus vueltas lo descubre a él, desfachatado y con un vaso por la mitad, de fernet, sentado en el sillón. Ella se acerca a él, se agacha y lo besa, y casi frente con frente le pregunta: “¿Y ésto?”. Él, claro y sin titubeos, le responde “lo que necesitabas, relajarte”, ella queda atónita y él retruca “en la cocina, preparé eso que tanto te gusta que te cocine”. Ella cerró los ojo, se reincorporó y se mordió el labio inferior, sin darse cuenta dejó caer su cartera al piso, y abriendo los ojos y mirándolo fijamente “te amo” susurró, “y no te imaginas cuánto yo a vos” le respondió él.

Dejaron la comida para otro momento…