viernes, 27 de junio de 2008

Semillas de Mónaco.

Está desnuda y es un ángel. Con sus patas sucias. Con mis ojos adictos a sus ojos tan adictivos. Soy una avalancha. Si se quiere reir, me avisa así no me mata. Me siento un zorro después, austero en mi cama o un zorro altanero, que le teme a la oscuridad. Pero no pienso discernir la verdad, casi siempre me deja intranquilo. Sin ella, ¿saben?, se me pudre el corazón. Es tan preciosa que no baila, y los canallas le giran igual. Si le hace falta mentir, siempre da otra oportunidad para que no le creas y me pueden destruir. Si ella llora con un soplido, quasar de semillas del sur de mónaco. Lleva su calidad. Como que se la olvidó. Se que no necesitas ayuda para subir la escalera para ver que hay detrás. Está desnuda y es un ángel. Con su poca puntualidad. Toxitúbito. Y me vuelvo un zorro otra vez. Sé que no hay mala leche. No te alejes de mi. Es temprano para ver el roble.

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