viernes, 26 de septiembre de 2008

Hakuna Matata!

Es primavera, hay sol, calorcito, menos ropa. Hay mas vida, pajaritos, mariposas. Hay sed, y agua. Hay cerca un verano, que nos deparara mucha màs felicidad. Hay cansancio de fin de año, hay pròximo un abrazo encantador. Hay pastas los domingos, y fùtbol, fùtbol. Hay todo lo que necesitas, y un poco de lo que no. Hay vueltas, y bienvenidas. Hay un otoño que quedò atràs y el verde que se apoderò de los àrboles. Hay una fresca en la heladera. Hay heladerias abiertas. Hay vida, que hermoso que es todo lo que hay!!!!.

Hay video...



... es como hay que vivir!!

sábado, 20 de septiembre de 2008

150

Empecé a sentirte en mis entrañas, cómo formabas parte de mi. Note que todo era diferente, que nacía de nuevo. Revitalice mis órganos más vitales y saque de mí lo más preciado que tengo. Te lo obsequie por que así me hacia feliz. Te notaba herida y brindándome sentía que te ayudaba a cicatrizarte. Así fue, entonces, que mi corazón aprendió a hablar. Su primera palabra fue “gracias”. Y fue “gracias” a vos.
Cambie y sorprendí como el mejor de los trucos de magia. Y viví, junto a vos, y junto a tu corazón. Despejamos tormentas que azotaban contra nuestros cuerpos y le dimos cabida a nuestro patrón el sol. Visitamos ríos con un enorme caudal de amor, con nuestros pies en la orilla. Como regándonos de ese amor día a día.
Besarte es viajar hasta el cielo y volver a la tierra en paracaídas. Tocarte, reencender el fuego que nunca se apagará. Hay tantas maneras de sentirte que no paro de descubrir nuevas. Y así será hasta perecer y más. Tu sonrisa, tu sonrisa es Dios. Alabada sea. No existe cuento de princesas mas bonito que el protagonizas, que el que vivís.

Con vos, siento sin cuenta.
“Gracias “ a vos.

Mute.

Cuando me dejaste no pude hablar con claridad. Dije “si” y mentí. Te mire a los ojos y ellos no quisieron hablar conmigo, me esquivaron y buscaron la nada. No se si así me dijeron mucho más que si me hubiese mirado, no lo sé. Y llore adelante tuyo. No aguanté. Vos también lo hacías, y nos abrazamos, calidamente como siempre. Pero no. Dije “si” y mentí.
Cuando me dejaste sentí a mi alma en carne viva, desangrándose. En silencio hablamos largos minutos, hasta que te bese. No fueron más que pocos segundos. Y mis dedos se abrazaban con los tuyos, con una fuerza que jamás habíamos practicado. Como con miedo a soltarnos. A separarnos.
Cuando me dejaste, yo también te deje. Deje que me mintieras diciéndome que era lo mejor. Y dije “si” y mentí. Yo también te deje, yo también te mentí, y necesito pedirte disculpas por lastimarte, por que sé que feo se siente.
Cuando me dejaste nos despedimos tímidamente, como si pronto nos volviéramos a ver. Me miraste vagamente con los ojos empapados y dijiste chau. Yo asentí con la cabeza dejando caer las lágrimas que rebalzaban de mis ojos. Y me quede mudo.
Desde ese momento me quede mudo.
Siempre te recuerdo.
Y grito. Estando mudo.
Grito.
Sin voz.
Sin vos.

Vivir sólo cuesta vida.

Tener una patadita eléctrica. Angina en el cambio de estación. Timidez ante lo desconocido, también un poco de miedo. Sentirse solo, completamente. Que se te erice la piel. Matar una mosca y sentirse orgulloso. Pisar una baldosa floja un día de lluvia torrencial. Llorar por un sueño muy triste. Bañarse con el calefón al mango. Intentar manejar por primera vez. Sacarme una auto foto y salir pésimo. Hacerte el dormido cuando entran a la habitación. Leer un libro en una tarde. Tener las manos frías y el cuerpo caliente. Ir de compras y sentirte descolocado en una de las góndolas. Ir a andar a la bici fija. Ponerte música para dormir. Ver que la vista te falla. Que te inunde la vagancia. Tomarte un taxi por que no viene el bondi. Que te falten 10 centavos para pagar el boleto. Perderte utilizando la guía t. Acariciar un perro hermoso en la calle. Darle una moneda al vendedor del subte. Redondear el pago del taxi. Hacer reír. Que te hagan cosquillas. Soñar con los ojos abiertos. Mover los muebles de lugar. Poner el disco que te encanta. El tema, también. Discutir con tus viejos. Volver temprano un sábado a la noche. Clavarse una milanesa con papas y huevo frito. Sentirte acompañado. Que tu corazón le diga te amo a alguien. Adorar las noches de mil estrellas. Bañarse a la madrugada. Leer un diario por Internet. Quejarse de la tardanza del delivery. Contar un chiste pésimo. Tener miedo a la oscuridad. Jugar a las escondidas y picar para todos los compas. Un fulbito por semana. Tomarse una birra con los amigos. Salir a comer con tu pareja. Ir al dentista y odiar el torno. Abrir la heladera y no encontrar nada. Buscar cambio. Hablar horas por teléfono. Intentar tocar un instrumento. Sentir cerca la muerte. No entender una goma de la clase. Alentar a tu equipo. Salir con mucha ropa un día de calor. Colgar de vez en cuando. Simular que conoces al que te saluda como si te conociera de toda la vida. Apodar gente. Escribir en un blog. Ir a un recital. Pogear. Mirar una peli con tu novia. Besarla y ser su príncipe azul. Googlear alguna boludez. Despertarte de madrugada para mear. Pensar que nada es tan genial. Putear algún aparato electrónico. Robar un caramelo. Un corazón. Abrazar. Perdonar. Agradecer. Y ser.

Son sólo 74 cosas.
Son 74 vivencias.
Vivir, vivi

martes, 16 de septiembre de 2008

Delia Elena San Marco

Nos despedimos en una de las esquinas del Once.
Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano.
Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; como iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte, el insuperable.
Ya no nos vimos y un año después usted había muerto.
Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación.
Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la ultima enseñanza que Platón pone en boca de su maestro. Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.
Y ahora no se si la verdad esta en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.
Porque si no mueren las almas, esta muy bien que en sus despedidas no hayan énfasis.
Decirse adiós es negar la separación, es decir: hoy jugamos a separarnos, pero nos veremos mañana. Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.
Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a que río? Este dialogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia.


Por Jorge Luis Borges

domingo, 7 de septiembre de 2008

Alegría

Y nació. Y lloró. Hasta ese momento se creía haberse vivido todo y más. Pero equivocados estaban todos. Una mano en su frente pareció predicar el “esté siempre alegre”. Y así nació. Y así vive.
A través de la eternidad, lujuriosa y desinteresada, en las buenas y en las malas, en el esplendor y en las penumbras más profundas, él jamás perdió su alegría. Hizo del optimismo su bandera, de sus sueños su quimera, fiel a su estilo, y a esas quimeras, pese a que quedaron algunas postergadas, pero nunca olvidadas.
Patentó, desde su interior, el cotillón y los guiños, la sonrisa como estandarte, el candombe como estilo de vida. El chiste fácil y la simpatía le daban forma a tiempos abstractos, donde la tristeza y la sombra querían resurgir. Les daba su lugar, lógicamente, que no era ni principal ni secundario, pero era su lugar; por lo menos en su vida. Y la risa regia, desde siempre, como sinónimo de religión, de folclore. Y así convivían todos en su eternidad.
Y nació un muchacho como yo. Portador de sentimientos que, seguramente, me legaron, y otros que naturalmente he creado, hermanado con cada uno de ustedes más allá de credos, razas, religiones, culturas, brechas sociales, épocas y distancias kilométricas. No importan de dónde vengas, ni quién seas, ni dónde éstas. Por que las diferencias se pulverizan ahí, aturdidas en tu garganta, sepultadas por la risa y la alegría, arrastradas por los millones del mundo que son, como yo, portadores de alegrías.
Y naciste, como yo. Y seguramente lloraste, como yo.
Se sabe, pero nunca es malo recordarlo, existen tormentas. Está en vos que esa tormenta de pasión limpie el cielo y lo deje como vos lo soñaste. Así es en mi vida, diafamo amanecer azulgranado, certero, entre tanto misterio, por que sé que nací sin tiempo y viviré más allá de él, como cada uno de nosotros en diferentes (y a la vez, parecidos) corazones. Por que así es para mí la vida, alegre.
Y nacerán. Y lloraran. Y todo y más, vivirán.
Alegría.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Mistica

Querido lector:

Éste es un comunicado para todos vuestros oídos, los cuales necesitan armonía pura y bien lograda para canalizar la felicidad en todos los corazones. La música genera muchas cosas, usted lector lo sabe muy bien. Y yo se que todos ustedes quieren ser felices, llenarse de aire y exalar la contaminación interna. Para ello, hoy les ofrezco lo que necesitan para lograrlo a tan solo unos varios "clicks", sus oídos me lo van a agradecer, se los aseguro. No tienen que fumarse ningún flaquito por teléfono tratando de vendernos cosas, ni una publicidad que nos hace desesperar por que el stock se esta agotando y es una ganga.
Lector, lectora, queridos oídos, les dejo una banda Argentina que viene sumando sus primeros partidos, son un combo de todo lo que se necesita para pasar un gigante y grato momento.

Con ustedes: MISTICA
Con ustedes: MISTICA SPACE
Con ustedes: MISTICA SONICA

Renacer

Anoche vi nacer la noche desde el interior de un colectivo. Un colectivo con todas las ventanillas cerradas obecediendo el cartelito que da su orden para “época invernal”. Estos vidrios, los de las ventanillas, estaban empañados por el calor de adentro y el frío tempanal de afuera del bondi. Yo con mi mp3 y mi música tenía una de estas ventanillas a mi costado, con mi mano derecha, la desempañe para ver.

Anoche vi amanecer la noche, vi como el cielo celestial y vespertino tomaba tonalidades cada vez más oscuras, adornándose con puntitos blancos, brillantes y una enorme pelota allá, bien lejos, en principio, algo apagada, para terminar iluminándonos a todos. La noche ya era un hecho y yo seguía en el colectivo, con mi música.

Anoche camine desde la parada del colectivo hasta casa. Verdaderamente hacia muchísimo frío, estaba doblado. No se qué me pasaba, quería vivir solo, que al llegar a casa y cerrar la puerta nadie me hable, prender algo que me de calor y tirarme a dormir, no quería nada más que eso. Estaba como triste, sin saber el motivo. En silencio.

Anoche me fui a dormir apenas entre a casa…

Amanecí como amanece el sol, antes que todos. Abrí los ojos de par en par aún adentro de mi cama y no pude volver a cerrarlos. Todavía el cielo era negro, solo iluminaba la luna. Te vi. Mientras dormía te vi, y vi, también lo que me pasaba.

Amanecí y di mil vueltas en la cama. Abrace la almohada y me tape con ganas, con muchas ganas. Mi cuerpo desempolvo mi cerebro. No puedo destaparme, te extraño demasiado. Eso me pasa. Desde anoche que eso me tiene así como en trance. Te extraño, nena. Quiero abrazarte, besarte, abrigarte. Quiero que mi cuerpo te de calor. Te necesito. Quiero dejar esta ironía de lado y declararte todo lo que siento por vos. Quiero reír con vos, llorar también, quiero, a vos te quiero, como nunca quise a nadie. Quiero amanecer con vos, y ver nacer las noches por el resto de mi vida con vos al lado. Quiero cocinar lo que te gusta. Quiero ir al supermercado y comprar tu desodorante, lo que necesites. Te extraño, como nunca pensé que podía hacerlo. Generas cosas que ni yo podría imaginar. Mi corazón tiene tu sello. Y mi cama, mi cama tiene tu perfume aún. Mis sabanas quieren abrigar otro cuerpo, y yo quiero que ese cuerpo sea el tuyo. Mi almohada quiere dejar de ocupar tu lugar, y yo encantado.

Es de noche aún. Se que todavía piensas en mi. Y creo que ahora estas llorando. Te extraño. Creo haber muerto un poco….

… Salí de la cama. Te vi. Salí a ver el sol y te vi. Y renací.

martes, 2 de septiembre de 2008

Ayer nomás...




22 de julio del 2008, aproximadamente las 14.38 de la tarde, voy a contarles una historia, una historia con final, no se si feliz, pero con un final. Ese final te dejará pensando. Te lo aseguro. Al menos pensarás, “éste pibe que escribió esto tiene problemas, claramente”. Pero pensarás. O capaz, y como yo, pensarás en algo mucho más amplio, muchísimo mas amplio. Me darás la razón o no, eso no importa. Lo importante es que pensarás, como lo pensé cuando caminaba hacia casa y vi a dos personas ya ancianas caminando de la mano por la plaza…

… ahí va.



Ya tengo 65 años, y el crudo invierno se fue y con él, el resfrío y el encierro. Me vine a la plaza como siempre lo hago, a la placita del barrio, del barrio que me vio nacer allá por el 1933. No me presente, discúlpeme, me llamo Esteban Federico Sueño, mas conocido como Don Sueño.
Bue… como le iba diciendo, ya con la primavera revoloteando junto a los pajaritos me vine para la plaza. traje una bolsa de pan, de ese duro que le sobra a todo el mundo, vio?, me lo lleve para darle algo de morfar a las palomas. Que le va a ser?, a mi me divierte darle de comer a las palomas, si me lo pongo a pensar es algo pelotudo, pero que se yo, me divierte viejo, y listo.
En eso estaba, dándole de comer a los bichos, cuando volví a meter la mano en la bolsa y me di cuenta que ya no quedaba nada dentro, putie y di vuelta la bolsa y la puse mirando al piso, para que cayeran las últimas migas. Las palomitas se cagaron todas, se fueron por el movimiento brusco, y no volvieron, y me volví a sentir solo, muy solo, y me dio tristeza.
Me relaje apoyando la espalda en el asiento de la plaza y el sol me pegaba en la jeta, y seguía triste, rememore eso que rememoro hasta el día de hoy. Resulta que hace unos años, unos bastantes años atrás yo era adolescente. Era un pibe pinton, al que le gustaba verse bien, raya al costado, perfume, afeitadito. Un pibe bien. Pero nunca, nunca había conocido una mujer que me partiera la cabeza. Que me dejase boquiabierto. Un día rutinario como cualquier otro volvía de mi, por aquel momento, laburo y en una esquina, en una esquina cualquiera, me enamore. Usted pensara, “que viejo pelotudo éste, se enamora así de la nada, en una esquina, dale!”, y yo le voy a decir, sí, me enamore en una esquina, pero no de la nada, sino del todo. En esa esquina estaba ella, el gran amor de mi vida, María Esperanza Muñoz, la vi., me miro y nos sonreímos. Ella estaba esperando el colectivo que la llevaba a su casa, y yo, y yo me puse atrás de ella en la fila, no sabía a dónde iba pero sentía que con ella iba hasta el fin del mundo, ida y vuelta y las veces que ella quisiera. No sabía qué hacer, el colectivo no venía, entonces note que ella me miraba de vez en cuando, de reojo, y se reía. Yo me sentía un boludo enorme, no sabia si se me notaba lo nervioso y por eso se reía o qué mierda pasaba, era todo nuevo, mi piel era un volcán de sentimientos en erupción. Me la jugué, le toque el hombro y, tartamudeando, le dije si hacia mucho que esperaba el colectivo, al mismo instante cerré los ojos como diciendo “sos un boludo Esteban, un boludo, cómo le vas a preguntar semejante pelotudes?”. Ella se rió y me pregunto si me pasaba algo. Y le explique, todo lo que les comente arriba se lo explique con lujo de detalles, prefería que lo sepa y no ocultar semejante cosa inocultable. Ella lo único que hizo fue interrumpirme cuando hice la pausa para decirle “disculpame, pero lo siento así”, y me interrumpió partiéndome la boca de un beso que fue, que fue… no se, no encuentro adjetivo alguno capaz de describir lo que siento al rememorar aquel beso, imagínese. El beso duro unos largos segundos, frenamos, nos miramos y seguimos otros largos segundos. Paso un colectivo, y a ella nada le importaba mas que abrazarme. A mi, que no me soltara nunca mas.
Fuimos a tomar un café y ella es la que me explico a mi, que ella me seguía, que en realidad no estaba ahí esperando el colectivo, sino que ella laburaba a la vuelta de donde yo laburaba en aquel momento y que estaba tan flechada como yo, pero yo nunca la había notado. Ella me perseguía todos los días a escondidas, me miraba entrar a casa y se iba. Me sentí muy mal por eso, muy poco caballero, no me gustaba sentir como que ella después de verme a mí entrar se iba sola a la casa. Ella me dijo que lo hacia por que, si, así era feliz. Reí y nos volvimos a besar, y le dije, de ahora en mas, el que vuelve a casa solo soy yo. Asintió besándome nuevamente, éramos imán y heladera. Fue así durante años, en equilibrio perfecto entre rosas y grises, uno por y para el otro, siempre.

Un día, un día el padre le dio la noticia de que se irían a vivir a Portugal, por un trabajo de la madre creo, que ya estaba allá con el hermano. Ella tenía que ir con ellos, su empleo no era fijo, era temporario, y el requerimiento de los europeos era firme, querían tener a la familia entera allá, de esa forma le daban casa, auto, educación y trabajo para ella, la madre y el padre. Y si ella decidía quedarse nada de eso seria potable para la familia. Así fue que, con dos corazones desangrándose, ella partió. En aquella época era muy difícil hacer semejante viaje, solamente los de guita, los de mucha guita podían irse a Europa, y yo, yo era uno mas de la clase media baja.

Y así fue macho, pasaron los años, muchos años y no pude volver a sentir el amor, el maravilloso amor que siento por ella nunca mas se reavivo. Busco felicidad en las pequeñas cosas, en darle de comer a las palomas en la primavera, por ejemplo. Pero hoy, que se fueron volando me invadió la melancolía y la tristeza de nuevo. Yo se que nunca volveré a ser pleno si no es con ella a mi lado…




… Así fue, como me imagine la historia de esa pareja de ancianos caminando de la mano por la plaza aquella tarde, así fue que me imagine que me lo contaba el hombre, y yo le brindaba mi oído aquella tarde en aquel banco de la plaza. Como así, también, imagine que cuando el hombre me decía esa ultima oración desganado, mirando al piso, salía ella, la mujer, de atrás de la calesita próxima a aquel banco. Que estaba jugando a las escondidas como aquella vez adolescente. Y fue así que imagine el final, ella gritando su nombre, el gritando el suyo y levantándose del banco como un veinteañiero, yéndola a buscar para abrazarse y ahí si, saber y notar que a ella nada le importaba mas que abrazarlo. A él, que no lo soltara nunca mas.


Final para pensar: Tu (don) Sueño se cumple siempre que tengas bien firme tu (maría) Esperanza.