lunes, 11 de agosto de 2008

Amanecer con sensaciones

Noche de boca seca. Y amanecer con sensaciones. De movida me di cuenta de que hoy iba a estar un poco más desequilibrado de lo habitual, noto presencia de alguien más en mi, aumentado con el abrir forzado de los ojos. Es un pajarito posado en mi hombro izquierdo, un hermoso pajarito que aparece siempre, aunque en días como los de hoy lo hace de una manera mucho más fuerte. Siempre está. Hoy está. Juega con su pico, y me susurra al oído cosas maravillosas. Es la escena más pura de la libertad. Picotea mi pelo y lo hace con más fuerza sobre el cuero cabelludo.
¿Qué ocurrió que te me apareciste tan fuerte hoy? ¿Es la efervescencia del sol que ilumina mi cuarto a la mañana? ¿Quizás sea que anoche me comí las uñas, premeditando una mañana tormentosa...? ¿Simplemente que estoy anestesiado, que ya nada duele tanto?, ¿acaso la costumbre te suaviza la realidad? ¿Puede que me aflojaron el chalequito blanco éste que no me permite descruzar los brazos?
Infinidades de dilemas y desconcierto sin respuestas. Lo cierto es que estoy, que decido, que me equivoco, que me como garrones, que la pego de puro culo, que la mayoría de las veces la vida me supera y otras, me la juego y la supero yo. Hoy es un día raro. Hoy estoy raro. El amanecer con sensaciones rebotó y se multiplico post desayuno. Siguió presente en la tardecita repleta de indecisiones. Tomo más relevancia cuando el cielo se encapotó y la temperatura descendió. Perdió color, nunca grosor. Maldito lunes de inconsistencia cerebral. Se largó con furia, el pajarito sigue en mi hombro…

sábado, 9 de agosto de 2008

Pananamá!




Estos Muppest son grossos! jajaja
¿No te pasa que estás en una determinada situación y empezás a sospechar que tal vez estás soñando? Por ahí porque la situación es demasiado extraña, o porque no podés creer que esté pasando algo así, por lo bueno o por lo malo. Casi siempre cuando la situación es demasiado buena, mi sospecha de que estoy soñando se cumple, me despierto, suspiro y digo "pucha". Si la situación es demasiado mala, en cambio, la mayoría de las veces no estoy soñando, y también digo "pucha". Aunque a veces se da al revés, y vivo situaciones ferozmente buenas y sueño pesadillas que se esfuman al despertar.

¡Wow! Que lindo lío que es nuestra cabeza… ¿no?
excelente...

Miedos

Hoy es un día de esos que te quedas sentado, sólo, tomando mate y pensando en el placer del silencio de la tarde fría de invierno. Cielo gris y probables garúas terminan de decorar la tarde. Especial para escarbar sobre los miedos. Estoy lleno de miedos. Reales. Fantasmales. Paranoicos. Ínfimos. Perseverantes. Insistentes. Fugaces. La lista es larga…

Tengo miedo de todo tipo y color, el catalogo es abultado. Los que más me joden son los que involucran a las personas que más quiero. Muchos de ellos hacen que crezcan los muros. Los que se construyen con el dolor y los que no se derriban fácilmente. Entonces tengo miedo que lo que construí a mí alrededor sea más resistente que la misma Muralla China y allí me aparece la angustia de que no pueda derribarlos. De que me acostumbre a vivir con ellos, de que no les haga frente, de que no pueda plantármele y dejarle bien clarito que por mas cemento que le pongan al muro siempre daré pelea, por mas que el cagazo se apodere de mi y de mis entrañas. Así sé que soy yo. Miedoso, pero que igualmente va al frente, pese a ellos, sabiendo que los miedos son parte de la vida y degustando el placer que genera el enfrentarlos y derrotarlos. Miedos que si los sacas te dejan ser feliz.

Recuerdo la frase que le decía al Burro a Shrek: "como una cebolla, lleno de capas". Eso siento. Los años, los daños, te encierran bajo diversas capas. Una detrás de otra. Un día te das cuenta que sos una cebolla. Pero tenes que “pelarte” para derribar los muros y así, llorar. Lograr superar los muros, los miedos. Puede que éstas dos cosas las construyamos nosotros mismos. Somos seres miedosos que queremos ser felices. Hay veces que no les hacemos frente y, posiblemente, sea una forma de mantenernos intactos. Pero ojo, intactos no significa felices. Nadie sale indemne de nosotros mismos.

Vista gorda.

A veces los padres, con sus predicamentos, nos pueden marcar la vida para siempre. Generalmente son vómitos verbales surgidos del amor, pero suelen quedar grabados en los rincones del alma. Son frases que uno recuerda a cada instante, aún cuando los años han pasado.

Mi viejo, una vuelta, cuando tenía menos que mis actuales pocos años y me hacía un problema inmenso por cosas que hoy por hoy noto que son, algunas, hasta diarias, me encaró clavándome sus ojos en los míos y me tiro: “ Yo por mis hijos doy el corazón, la piel, el mundo, y … el culo…”. Nos empezamos a reír, yo achinandome como siempre, y él puteandome por boludo. Sé que lo hizo con todo su amor, y la cosa quedo en el “chiste” pero todo el monólogo iba por que me hacía automierda por cómo tomaba temas terrenales y era su manera de hacerme bajar un cambio, o dos.
Recuerdo, también, cuando me dijo de más pibe “habla como hombre, pedazo de puto!!” y derivó en las únicas (por el momento) dos sesiones de psicóloga… Por suerte nunca me topé con un tipo que me caliente, sino no se como lograría romper con semejante mandato, más que mandato...orden.
Otro recuerdo es cuando mi vieja, interrumpió mi sesión de simpsons, sillón y levite pomelo para decirme “…perdoname hijo, me equivoque…” y si, se equivoco feo, pero ¿quién no alguna vez?, y nos abrazamos, ella llorando, yo calmándola, diciéndole la verdad, que estaba todo bien.

En fin, siempre recuerdo con cariño esas frases surgidas de las entrañas de mis viejos. Y hoy que ya estoy más grande, más barbudo, noto que pasa en todos lados. Lo hermoso de esto es que después, cuando se comienza a recorrer el mundo con motorcito propio, vuelven a la cabeza esas frases célebres de enseñanza, y pucha, pese a ser algunas tristes, sacan risas.

A brazos.

Otro sueño. Otro sueño parecido al de ayer. Y al de anteayer. Hoy recuerdo, al despertar, otro sueño parecido a los anteriores. Un escenario alucinante, sueño que unos brazos de mujer me abrazan. Nunca en la vida he sentido tanta serenidad como la de esos momentos. No veo su rostro. Es una mujer. Puedo olerla. Siento su piel suave. Y es la misma. La piel. El olor. La mujer. La misma siempre, y se repite la inconmensurable sensación de placer que siento en esos brazos. Al despertar y descubrir que era un sueño, me invade un profundo desconcierto. Me lleno de tristeza y el resto del día me siento desolado. A veces imagino que son los brazos de un amor conocido. O desconocido. Hay cierto erotismo en los sueños en los cuales aparecen los abrazos. Son ensoñaciones sexuales. Gratas. Intensas. Tan intensas como el dolor del despertar. Esos días quiero seguir durmiendo...y soñando...y sostener, al menos en el inconsciente, esa dulce y pacificadora sensación de entregarse a los brazos de esa mujer.

A tus brazos…

Escaleras.





Escaleras me llevan. Unas veces para arriba, otras para abajo. Y siempre encontrarás el descanso. Así vamos, varón.

A veces para arriba, encontrando. Maravillados. Silbándole al viento. Cerrándole y brindándole la cara al sol. A veces de a dos, o de a tres escalones. Muchas, y para mi la mejor forma, de a uno. Peldaño a peldaño. Le reís a la vida. Descubrís la fantasía.

A veces para abajo, desencontrando. Desmotivados. Luchándola, rodando para abajo. Cayendo sin cesar. Pero vamos, encontraremos juntos, el descanso. Te pido que no me bajes las manos, que no caigas. Que todo sea cuesta arriba tiene cosas favorables.

Escaleras nos llevan. Unas veces para arriba, otras para abajo. Y siempre encontrarás el descanso. Así vamos, juntos.