jueves, 19 de noviembre de 2009

Combativo.

Te miro por que te siento. Por que sueño y despierto. Observo, con cuidado. Te cuido con cuidado. Te miro y no puedo dejar de hacerlo. Sos el sentido de mis sentidos. El placer de mis placeres. El poder sentirme vivo.

Te miro en mi espejo, sos mis movimientos. Te observo con el fuego en tú cabello, el agua en tus ojos, el aire en tú boca y la tierra en todo tú rostro. Te miro, y siempre estás presente. Si te busco con la imaginación de lo deseado, te encuentro en cada rincón de mi recuerdo inconcluso. Te miro y sos vos. Tus manos, tus ojos, y ese gesto en tu boca, entre tierno y perdido. De pronto tengo tanto que decir, pero te miro, y me quedo con los labios vacíos. Con pasión, sin enojos. Mil impulsos; ni un reproche. Mucho por decir, aunque nada que pedir.

Te miro, y me desbordan mis cinco sentidos. Me pierdo en el silencio de tu cuerpo lejano, y me abruma el bullicio de la distancia escondida. Ensordecido en un deseo, me envuelvo en este amor, me envuelvo para quedarme con vos, congelado en un instante; el instante en que te elegí para que seas mi amor prohibido.

Yo te miro y ya no estás conmigo. Quiero quedarme quieto entre tus brazos, callarme y sonreír. De tan quieto moverme entero, rozando tu piel, entre susurros y respiros.
Hoy te miro, mitad tuya, mitad mío. Me quedo con el medio vaso indeciso, que no encuentra identidad, que ya no se si quiero lleno o vacío. Me quedo con la constancia de lo querido, que es constante sólo por no dejar de ser querido. Me quedo sin las palabras. Me quedo con mis sentidos. Me quedo con tú mirada; cuando te miro.

Si te miro el silencio se apodera de mi habla, despoja hasta el más pequeño sonido. Las premisas que me justifican ya carecen de sentido. Un tibio amanecer es el más anhelado color para un perfecto futuro escondido.Y si te miro, es porque quiero grabar en mi cuerpo todo aquello que me hace quererte mío.

Te siento con mis cinco sentidos perdidos. Con la palabra en silencio, y mi corazón combativo.


lunes, 2 de noviembre de 2009

Rayuela, Capítulo 93.

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fájate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.

¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. (...)


Julio Cortazar.