lunes, 3 de septiembre de 2007

Conciente del inconciente.

Me encanta soñar dormido y despierto, hace un tiempo no lo hacía dormido aunque todos me decían que igualmente siempre se sueña, no si no lo recordaba. En realidad si, no para mi, era como extraño. Soñar sea como sea, me da ánimo, fuerzas, ganas, buen humor y me entretengo bastante buscándole mi propia coherencia de su significado.
Influyen mucho en mi, en lo que soy, aunque muy a menudo se me hace muy complicado ver si en verdad fue un sueño o realidad, o soy un aprendiz de visionario…
Pienso que los sueños son parte de lo real, de lo vivido, de lo experimentado, pero la realidad no forman parte de mis sueños sino que esa realidad se deforma para caber en ellos… no sueño con lo que paso, siempre intento poder adecuar lo real o lo épico de mis sueños, para bien o para mal. Se puede explicar con el ´ni muy muy ni tan tan¨.

¿Cuántas veces te paso de acostarte para dormir, cerrar los ojos y ponerte a pensar, y pesar en cosas extraordinarias que te gustaría corregir, que pasen en un futuro inmediato?. En ese momento estamos soñando pero no estamos dormidos, soñando despiertos. También sueño, y creo que le pasa a todos, en esos momentos que muchos definen como ´dormitando´ sin saber uno mismo si después de cerrar los ojos estas dormido o despierto. ¿real o irreal? ¿verdad o consecuencia? ¿posible o imposible? ¿ lógico o ilógico?.

Lo bueno y lo malo pasa en los sueños, como en la vida. Se sueña con lo que se anhela, hasta llegar a limites fantasiosos, ese es el momento en que el sueño pasa más por lo irreal que por lo ideal, se desfigura hasta llegar a la ficción. Pero soñar es hermoso, hasta lo malo. Deseos y sueños se asimilan y a la vez se diferencian, y simplemente esa diferenciación está dada por ello mismo, por lo lógico y lo ilógico.

Otra idea abstracta. Pero por suerte gracias a ello entiendo que mi cerebro no es naturaleza muerta.

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