miércoles, 16 de abril de 2008

Ojos cerrados...

Anoche soñé con vos...
En mi cuarto oscuro, asomabas tranquila, caminaste unos pasos hasta mi que dormía manso en mi cama. Llegaste a mi y me acariciaste la mejilla con la yema de tus dedos. Yo abría los ojos con esfuerzo y noté tú figura y una risa esbozó mi rostro. Luego volví a cerrar los ojos y dormirme, por miedo a que te vayas. Te recostate a mi lado y te quedabas mirándome... serà por que te gusta mirarme mientras duermo, con la guardia baja, desprotegido y vulnerable...

La escena siguiente estabamos en una playa, mirando el mar. Mar cristalino, que a lo profundo combinaba de manera perfecta los celestes, los verdes y los azules. Era inmenso, el mar y el cariño. Sereno, precioso. Un mar que se dejaba admirar, conciente de toda su belleza. Como quien es coherente de lo que genera. Estabamos nosotros ahí, sentados uno al lado del otro, con toda la playa para nosotros. Con todo para nosotros. Podíamos oler el aroma tan caracteristico de ese aire, y sentía como me acariciaba tu cabello cuando la brisa suave bailaba con él. Sentados ahí sentimos como nos trasportaba el color del cielo cuando se apoyaba en el agua al atardecer. Siempre disfrutamos juntos la belleza eterna de lo que dura demasiado poco. Sentados en silencio, mirando el mar, seguíamos nosotros dos, en el medio. Te agarré la mano y le di besos. Vos me dijiste que podías sentir en mi ser esa tranquilidad que tanto amas, esa paz que te serena y que te da seguridad, como el mismísimo mar que no dejaba de mirarnos, celoso. Luego di vuelta tú mano y te bese la palma, y te pedí que cerraras fuerte la mano y guardaras ese beso, y no pude reincorporarme, sin premeditarlo había dejado mi cuello para que vos lo besaras despacio, por que en este sueño nos amabamos despacio, y así fue, y cerraba los ojos...

... Al volver a abrirlos fue como despertar de golpe, con una sonrisa en mi rostro y me fije la hora y habian pasado 5 horas. Luego volví a cerrar los ojos y a dormirme, pero ya sin el miedo a que te vayas. Entendí que nunca, nunca, te irás de mí. Cerré los ojos, y me dormi con una sonrisa.

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